BARCELONA. No sé si hay algún otro país que tenga como fiesta nacional la conmemoración de una derrota como es el caso de Cataluña.

 

El 11 de septiembre de 1714, en las postrimerías de la Guerra de Sucesión (cabría considerar a esta como la auténtica primera guerra europea), Barcelona cayó en manos del rey Felipe V de España (Cataluña había optado por el Archiduque de Austria, menos centralista). El asedio a la ciudad fue largo, la derrota sangrienta y, con la victoria borbónica, Cataluña perdió todas sus peculiares instituciones y derechos históricos que le diferenciaban en muchos aspectos de otras zonas de España.

 

De todos modos no fue hasta bien entrado el siglo XIX cuando algunos intelectuales catalanes recuperan el recuerdo de aquella desgraciada fecha. Todo empezó con una misa por los caídos, los asistentes llevaron flores a sus respetivas tumbas (el fossa de les moreres). La izquierda no se sumó a la celebración, por ser demasiado religiosa, hasta que fue prohibida por Madrid, y aquí empezó a generalizarse la conmemoración  de esta fecha. Con la llegada de la segunda República fue convirtiéndose en una fiesta nacionalista.

 

Después vino la guerra civil y la siguiente dictadura que, obviamente, prohibió toda celebración. Sin embargo, a finales de la década de los 60, se empezó clandestinamente a dejar flores en la estatua de Rafael Casanova, que era el Presidente de la Generalitat en 1714, y esto fue convirtiéndose en un acto más de lucha contra el franquismo sin que tuviera demasiadas connotaciones nacionalistas.

 

En 1971, muy potenciado por el PSUC (partido de los comunistas catalanes y el más activo durante la dictadura) se funda la Assemblea de Catalunya donde se agrupan gente de toda la oposición al franquismo (partidos clandestinos, plataformas clandestinas sindicales, organización profesionales, etc.) como una plataforma unitaria con el lema “Llibertat, amnistia i Estatut d’Autonomía”. A partir de entonces los 11 de septiembre eran convocados por la Assemblea  y se creaban pequeñas  manifestaciones en distintos lugares de la ciudad, siempre perseguidas con dureza.

 

Muerto Franco, el 11 de septiembre de 1976, todavía no legalizada la celebración, sin embargo ya congregó a muchísima gente y así siguió los próximos años hasta que la primera Generalitat lo convirtió en Fiesta Nacional y fue creciendo la reivindicación catalanista frente a la social que había marcado manifestaciones anteriores. De todos modos el independismo seguía muy minoritario.

 

La nueva etapa empieza a raíz de la propuesta del nuevo Estatut por parte de Pasquall Maragall como Presidente de la Generalitat, en el 2006. El nuevo Estatut con propuesta de una mayor autonomía consigue la unanimidad del Parlament catalán, refrendado, vía referéndum por los ciudadanos catalanes y con varios recortes aceptado también por el Parlamento español. Pero, y aquí está el principio de todo, el Partido Popular lo llevó ante el Constitucional (intentándolo recortar o prohibir) a la vez que potencia una campaña contra los productos de Cataluña y con mesas en las ciudades de España recogiendo firmas contra el nuevo Estatut. Finalmente, el Constitucional lo declara anticonstitucional e inmediatamente y casi sin convocatoria se produce una manifestación en Barcelona realmente masiva. De todos modos la reivindicación de la independencia seguía siendo aún muy minoritaria. Se reivindicaba mayor financiación y defensa de la lengua y la cultura catalana.

 

Entonces Artur Mas plantea a Madrid la posibilidad de tener un Concierto Económico similar al del País Vasco y de Navarra. Obviamente recibe una clara negativa.

 

Es así como llega la primera manifestación masiva (más de 600 mil ciudadanos) el 11 de septiembre de 2012 en la que empieza a reivindicarse la posibilidad de una consulta a los catalanes sobre su opinión. Se llega a un acuerdo mayoritario en el Parlament sobre la pregunta que debería plantearse y que, en realidad son dos preguntas:

 

* ¿Quiere que Cataluña sea un Estado?

* En caso que su repuesta sea afirmativa, ¿quiere que sea un Estado independiente?

 

De este modo se daba la posibilidad de voto a quienes quisieran mayor autonomía y, por ejemplo, un Estado Federal pero no la independencia.

 

A partir de aquí, el 11 de septiembre de 2013 con una cadena humana que cubre por la costa desde la frontera francesa hasta la valenciana (cerca de 900 mil ciudadanos) reivindicando el derecho a la consulta, mientras desde el gobierno de Madrid no hay otra respuesta que una negativa radical y amenazas varias.

 

Mientras, el independentismo crece.

 

En Madrid empieza a preocupar y lanzan todo el escándalo del ex presidente Jordi Pujol (Hacienda sabía de la cuenta andorrana desde el 2000) esperando parar la movilización del pasado 11 de septiembre. Es cierto que la noticia nos dejó a todos tristemente sorprendidos pero no tuvo el efecto esperado desde Madrid sino todo lo contrario y en la famosa celebración de la V humana, la semana pasada, acudieron más de un millón de personas. Y así están las cosas. Ahora el número de independentistas es cada vez mayor. En muchos casos no se trata de gente patriótica sino más bien de indignada con la actitud del gobierno de Madrid  (“si no nos quieren, nos vamos”).

 

Yo creo que la gran víctima política de este proceso será Artur Mas. No es posible hacer una consulta como propone Esquerra Republicana, que sea seria y pueda reconocerse internacionalmente, cosa imposible ya que se le considera anticonstitucional.

 

La única salida (yo creo que es lo que ocurrirá) es que el 9 de noviembre, fecha fijada para la consulta, Mas convocará elecciones avanzadas y él no se presentará. Supongo que propondrá que todos los partidos lleven como reivindicación básica la independencia. Obviamente no todos lo harán pero sí pueden conseguir mayoría los que lo hagan y quien se llevará más votos será Esquerra Republicana. A partir de aquí yo y creo que nadie puede decir lo que pasará. Lo seguro es que el llamado Problema Catalán no estará ni mucho menos resuelto.