¿Qué es la memoria para el hombre? Borges tuvo a bien explicárnoslo en dos cuentos, Funes el memorioso y La memoria de Shakespeare. El primer protagonista tiene una capacidad de retención asombrosa. El segundo participa en una transacción poco usual: le son transferidos los pensamientos y recuerdos del genial dramaturgo inglés. El primero sufre al no tener la capacidad de olvidar y editar las impresiones que llegan a su mente: al ser todo importante nada es importante; el segundo empieza a perder su propia memoria para dar paso a la del intruso.

 

Hace unos años se dio a conocer de que el premio Nobel Gabriel García Márquez, aquejado de demencia senil, estaba perdiendo la memoria, por lo que era obvio que no escribiría más, ni siquiera la segunda parte de sus memorias. Supimos que era el fin de la creación de nuevas obras del colombiano. “Es una tristeza”, pensaron unos. “Hace años que escribe lo mismo, así que esos visos de demencia tal vez tienen algunas décadas”, se dijeron otros. Los familiares informaron que sólo eran despistes propios de un octogenario. El lector, también despistado, siguió comprando sus últimos libros.

 

gabrielGarciaMarquez1981-Eva-Rubinstein

 

Existe una similitud entre el tema de la memoria y el olvido en una escena de su más célebre obra, Cien años de soledad. Según recuerdo, los habitantes de Macondo sufren la llamada “peste del insomnio”, que lleva al olvido gradual de las cosas. Una especie de demencia. Rebeca, la chistosa niña come-tierra, es una de sus víctimas. La india Visitación se lo explica a la consternada familia Buendía: lo más terrible no se trataba del insomnio, dado que el cuerpo no se cansaba, sino que el enfermo poco a poco empieza a borrar -cual editor escrupuloso- los recuerdos de su niñez, de la utilidad de las palabras y las cosas, y por último de su identidad.

 

Para ponerlo en términos actuales, se convierte en un tipo de zombi. A fin de que la enfermedad no alcanzara a otros poblados, Macondo fue sometido a cuarentena. Llegó un momento en que sus habitantes se acostumbraron a esa situación. El insomnio dejó de ser una preocupación.

 

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