Amigos de 24 HORAS, hace unos días dimos inicio, como cada año a partir de 2009, a la campaña de vacunación contra la influenza estacional. El 29 de abril de 2009, el planeta despertó con la noticia de que la influenza AH1N1 era nombrada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

He enfrentado momentos muy complicados; uno de ellos es, sin duda, éste, la aparición de la influenza AH1N1, en la que tuve que tomar la decisión de cerrar la CDMX. En ese entonces informé al jefe de Gobierno de la situación epidemiológica en la que nos encontrábamos, y le dije: “Jefe, tenemos que cerrar la capital”.

 

Días después fuimos felicitados por la OMS y por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), por haber llevado a cabo esta medida. Evitamos muchas muertes en un momento donde no había vacuna ni medicamento; no teníamos la certeza de la agresividad y del riesgo de la mortalidad por el virus. Pudieron haber muerto miles de personas.

 

Exhortamos a los habitantes a quedarse en sus casas, sugerimos a los restauranteros detener sus actividades, cerramos escuelas, algunos vuelos de y hacia México se suspendieron, se comenzaron a implementar medidas de seguridad en aeropuertos en donde se prohibía el viaje a personas que parecían enfermas o con síntomas de fiebre para evitar el aumento del contagio internacional.

 

Una de las cosas que nos dejó como herencia esta crisis fue crear una cultura de prevención a través de la vacunación, que no existía. La población adoptó medidas de higiene como el lavado frecuente de manos, cubrirse con el antebrazo al toser o al estornudar, usar gel antibacterial luego de viajar en transporte. Una cultura que se hizo extensiva al resto del país.

 

Cada vez más personas buscan los puestos de vacunación que instalamos de manera semifija en estaciones del Metro o Metrobús, a fin de protegerse. Hemos motivado a los sistemas de salud de otras entidades con las acciones que realizamos en la CDMX para acercar la vacuna, sobre todo a los grupos de riesgo.

 

¿Nos costó trabajo? Sí, en definitiva. Tuvimos que superar todo tipo de especulaciones, desde la existencia del virus como una cortina de humo político; acerca de la efectividad de la vacuna o, bien, sus consecuencias sobre la salud; incluso de la existencia de los pacientes infectados y los decesos ocurridos.

 

La coordinación que mantuvimos con la Secretaría de Salud federal como eje rector en la materia en el país se fortaleció. Todos los días fuimos transparentes con la información comunicando a la población las acciones efectuadas y los pacientes detectados.

 

En la CDMX tenemos actualmente una conciencia de la importancia de la vacunación, como una de las medidas más eficaces para evitar el contagio de la influenza. Aun así, cada año incrementamos la promoción de las medidas de higiene, los síntomas de alerta a los que se deben estar atentos y, por supuesto, el llamado a vacunarse.

 

La vacuna es efectiva y gratuita, su nivel de protección se alcanza a los 40 días, por lo que es el momento ideal para aplicársela. Si aún no lo has hecho, te invito a que llames a Medicina a Distancia (5132 0909) y preguntes por tu módulo más cercano.

 

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