“Tengo tantas cosas que decir que si me callo… me salen subtítulos”. Esta frase adornaba una preciosa viñeta que recibí el otro día y me pareció una imagen tierna y delicada, que recordaba los pensamientos mágicos y realistas de Mafalda. Esa sensible niña argentina que filtra la realidad con su irónica visión. La imaginación salta las vallas que encuentra en la mente, hasta salir al exterior y respirar el aire fresco. La imaginación la forman los creativos pensamientos que necesitan jugar en el patio de recreos. Hay que dejarlos salir, para que no se queden dentro y se apaguen marchitados. Si fuéramos personajes de un comic, las calles estarían llenas de nubes de algodón posadas sobre nosotros, como los círculos o “bocadillos” que adornan las cabezas de los personajes de los comics.

 

Escribir es una útil herramienta para que la imaginación cobre forma real. Un bolígrafo, una hoja en blanco y como dice la expresión popular: “Todo el monte es orégano” y a soltarse, liberar las cadenas que atan a nuestra mente. Cualquier actividad artística sirve para esta finalidad: Pintar, fotografiar, diseñar, bailar, cualquier actividad creativa contribuye a esculpir la imaginación. Incluso los aburridos informes de empresa, pueden ser un fascinante ejercicio de creatividad donde sellar nuestra impronta, nuestra personalidad. Siempre hay un modo de impregnar de inventiva nuestro trabajo, a través de las ideas, las palabras o incluso la presentación.

 

En la serie televisiva norteamericana “Ally McBeal”, la protagonista y abogada, imaginaba situaciones tan reales que al despertar, no sabía si había sido inventado o lo había vivido. Su compañero John Cage, se evadía de la realidad laboral imaginando frente al espejo que era Barry White. Cantaba y bailaba con las más perfecta coreografía, haciendo de los aseos del despacho de abogados, el escenario en el que realmente soñaba estar. El Barry White que llevaba dentro, contagiaba al resto de sus compañeros y hasta a los clientes, quienes bailaban por toda la ciudad.

 

Imagen Marta sin h 6 mayo

 

En Madrid, Alejandro Sanz ha presentado su último disco “Sirope”, esta semana. La canción “Suena la pelota” que canta junto a Juan Luis Guerra hay una frase que viene al hilo de la reflexión en esta columna. “Me tomo en serio la felicidad”. La felicidad es única e intransferible. La imaginación y la ficción son maravillosas herramientas para soñar y evadirse de una realidad, que en muchas ocasiones no es tan grata como nos gustaría. Si hacemos el ejercicio de embellecer tanto nuestra realidad, hasta el punto de que esta nos guste más que nuestra ficción, entonces la imaginación sería un complemento de la realidad en vez de un sustituto, nutriéndose la una de la otra.

 

Yo cambiaría la frase de la viñeta que acompaña este texto y diría: “Hay tanto que imaginar que cuando callamos, nos salen nubes”. Los círculos como en los comics sobrevuelan nuestras cabezas, buscando realidades donde posarse y tener un intercambio win-win. Esta columna semanal es un buen lugar donde dejar que los pensamientos se expandan.