Nada como la ilusión para crear realidades aparentes.

 

El subejercicio del presupuesto 2013 por parte del Gobierno tuvo un efecto muy claro en la actividad económica a lo largo del año: Desaceleración. Crisis pues. La economía no alcanzó las expectativas de propios ni de extraños.

 

A lo largo del año se concretaron algunas reformas llamadas estructurales -Financiera, Fiscal, Educativa, vienen la Energética y Política…- que se han presentado como pilares fundamentales de la plataforma del ansiado crecimiento económico nacional.

 

Pensando mal, como los tiempos y la historia política de este país lo exigen, la “ilusionicracia” ha empezado a operar desde el día uno de la actual administración federal.

 

Más allá de los detalles o rasgos de las negociaciones, concertaciones, motivaciones… que explican el fondo y la forma de las reformas de marras, hay un detalle curioso todas se dan o se delinean en un contexto de depresión económica ficticia. Una creada artificialmente a partir del subejercicio del presupuesto federal.

 

Un contexto de desaceleración económica que angustia a muchos, enoja a otros, decepciona a los más. Una que pareciera dejar muy mal parado ante la opinión pública al actual gobierno y a sus principales protagonistas.

 

Pero qué tal si ese contexto económico deprimido ha sido creado para generar una segunda ilusión: La de la bonanza a partir de enero del 2014 liberando recursos federales subejercidos, reactivando contratos, convocando a licitaciones, invirtiendo en publicidad… Y a través de una derrama presupuestal aprobada para el 2014.

 

¿Cuál sería el efecto de esta ilusión de bonanza y buenaventura económica? Que los protagonistas de la actual administración federal puedan gritar a los cuatro vientos: ‘Ya ven, se los dije, las reformas aprobadas era lo que México necesitaba para despuntar’.

 

Una ilusión de crisis que derivará en una segunda ilusión, una de crecimiento. Esta teoría podría catapultar la popularidad de la plana mayor del Gobierno federal entre los mexicanos y entre la opinión pública internacional.

 

Un producto de la televisión, una caja fabricadora de ilusiones, operando bajo la misma lógica del engaño masivo. Manipulando realidades para generar espejismos que ocultan la verdad: ignorancia, pobreza y corrupción obscena.

 

Factores que juntos crean un caldo de cultivo idóneo para favorecer las hidras del crimen organizado. El avanzar en la guerra contra la pobreza y la ignorancia sería un desafío que no se podría maquillar bajo el brillo asombroso de una ilusión, por ello las autoridades se valen del cosmético del populismo para generar una vaga percepción de avance en el tema.

 

Que la reforma fiscal original propuesta por el Gobierno es un bodrio. Pues sí, si es prácticamente la misma que ha venido proponiendo el PRD. Pero el PRD, el más feliz de haber conseguido negociar esa propuesta, a qué se habrá comprometido en cuanto a lo energético o a lo político. Eso es lo que me preguntaría si siguiera siendo mal pensado.

 

Y de lo que negocie en ese supuesto qué tanto le va a cumplir el séquito de legisladores pintados de verde, blanco y rojo. No olvidemos que detrás de los protagonistas del poder están los verdaderos orquestadores de la ilusión: los políticos no tan jóvenes. Los que hibernaron por más de 12 años.

 

Sería terrible que esta teoría fuera una realidad pues el maquiavelismo sería la mejor definición de la operación política, una que deja de largo el interés común, que ignora al históricamente ‘ignorado’ y que estimula la indiferencia e ignorancia en aras de mantener el poder.

 

Entre que son peras o son manzanas los mexicanos tenemos un deber: el imaginar cómo lograr resultados diferentes haciendo las cosas distintas. El crear, el imaginar el dejar fluir la creatividad para tener un mejor lugar para vivir. En un México que retome el lugar que merece.

 

Conductas como incivilidad vial, graffiteros que llevan el arte urbano al despreciable terruño del vandalismo, emprendedurismo urbano delincuencial, crimen organizado head hunter de pobres… todo producto terminado de la pésima política de educación pública han reducido a este país a una broma… a una que no estoy dispuesto a comprar.

 

Sería terrible plantearse como proyecto de vida el huir del país. Esa idea que muchos han llevado a la práctica en muchos países genera mucha inconformidad en los países destinos.

 

La inmigración se está convirtiendo en odios más o menos evidentes. En xenofobia, en racismo… en intolerancia perniciosa del humano hacia el humano. En nacionalismos recalcitrantes que pueden convertirse en la semilla del fin.

 

No dejemos que México sea gobernado por Chen-Kai, por un mago que nos entretenga en el centro derecha y esté haciendo el truco por la izquierda, o generando una ilusión perniciosa por la derecha. No caigamos en la ilusión óptica de un mago.