La historia de amor entre Tamara y Eduardo fue contada a través de 193 pantallazos creados en un álbum de Facebook que apenas fue creado el pasado 14 de mayo y ahora ya suma más de 220 mil reacciones y decenas de miles likes.

 

Cuando la conversación comenzó a hacerse viral, se creyó que se trataba de una historia real, sin embargo, recientemente se descubrió que se trata de una historia ficticia creada por Flor Carrillo.

 

Flor es una estudiante de 18 años de Los Mochis, Sinaloa quien en entrevista con el sitio Verne, aseguró que comenzó a escribir los diálogos la madrugada del 14 de mayo: ““No podía dormir y no tenía nada que hacer. Publiqué la primera parte porque me gusta compartir mis historias con mis amigos. Mi idea era publicar un capítulo por día, pero me insistieron tanto que siguiera que la acabé toda en un solo día. Cuando vi cuántos likes tenía el lunes, no lo podía creer”.

 

Carrillo publicó la historia “¿Quieres ir por un café?” en 12 de entregas desde la madrugada hasta las seis de la tarde del domingo (cada una tiene entre 8 y 22 imágenes).

 

Para ello utilizó la app WhatsFake, que permite crear chats falsos de WhatsApp, para crear las conversaciones entre los personajes.

 

 

Para el miércoles 17 de mayo, su página en Facebook registraba más de 124.000 seguidores, prácticamente todos atraídos por el cuento. “Antes tenía como 400, no lo vi venir”, comenta la sinaloense.

 

Antes de ¿Quieres ir por un café?, Carrillo escribió otros cuentos de amor y desamor como Stole My Heart (Robó mi corazón), sobre una mexicana que viaja a Londres y conquista a una versión ficticia y no famosa de Niall Horan, miembro de One Direction.

 

 

“Casi siempre escribo de cosas que me gustaría que me pasaran”, admite la joven. Sin embargo, en entregas como Sexo-No amor explora los traumas psicológicos que limitan las relaciones íntimas de una mujer. En Enamorada de un trata de blancas, una chica tiene una relación amor-odio con su secuestrador, quien la prostituye por despecho.

 

La autora dice que estas historias no están inspiradas en sus experiencias. La del secuestrador, por ejemplo, proviene de la vida real de una conocida. La residente de uno de los Estados más violentos del país, asegura, sin embargo, que ese tipo de vivencias son raras entre las personas de su generación. “Las relaciones aquí son bastante normales, como en todos lados”, comenta.

 

Los cuentos de Flor tienen como elemento característico que ninguna de sus historias termina con un final feliz, pues ella asegura que eso no existe en la vida real.

 

aarl