Aún no empiezan las conversaciones, y ya la presidenta del PRD, Alejandra Barrales, enfrenta la embestida de lo que queda de Izquierda Democrática Nacional (IDN), la corriente encabezada por René Bejarano y Dolores Padierna.

 

 

En realidad, el llamado a la “rebelión’’ que hizo a la militancia perredista la senadora Padierna es más bien mediático.

 

 

IDN tiene en el órgano de decisión del PRD apenas a 10% de representantes, cuando en sus buenos tiempos, antes de los videoescándalos de las ligas y los billetes, fue la corriente mayoritaria.

 

 

Bejarano y Padierna torpedean el llamado a un frente amplio que encare al PRI en la elección presidencial de 2018, aunque saben que el propio Andrés Manuel López Obrador condicionó al PRD a la expulsión de ambos personajes si el PRD deseaba asociarse con Morena para el año próximo.

 

 

El llamado a la “rebelión’’ está sustentado en la tesis de que Barrales quiere una alianza electoral con el PAN, cuando lo que se quiere primero es el consenso para un programa común, y sólo si hubiera acuerdo en ello se pasaría a negociación de una alianza.

 

 

Como sea, la gritería no parece preocuparle demasiado a Barrales que ayer mismo envió las cartas de invitación a las mesas de análisis del posible frente a todos los partidos, con excepción del PRI, hasta a Morena y su rémora, el PT, para que se sumen al diálogo que deberá comenzar la semana próxima.

 

 

Los tiempos se apretaron y no hay mucho margen para la contemplación, si es que de verdad se quiere concretar este frente.

 

****

Poco a poco han ido cayendo los diputados locales de San Luis Potosí involucrados en el tema de las extorsiones a los presidentes municipales a cambio de limpiarles su expediente financiero.

 

 

El primero en caer fue el panista Enrique Flores Flores, cuya grabación en video desató el escándalo y evidenció la forma de transar de un grupo de legisladores en aparente –y sólo eso, aparente- contubernio con personal de la Auditoría Superior del Estado, cuyo director también tuvo que dejar el cargo.

 

 

Cayó el priista Oscar Bautista, vocal de la Comisión de Vigilancia, y ayer correspondió el turno a José Guadalupe Torres Sánchez, del PRD, presidente de la misma Comisión de Vigilancia, quien solicitó licencia para separarse del cargo indefinidamente.

 

 

Sólo el verde, Manuel Barrera Guillén, presidente de la Mesa Directiva del Congreso, también embarrado por las revelaciones de Flores Flores, se ha negado a dejar el cargo.

 

 

Hasta ahora, el Congreso en su totalidad ha pagado el precio del escándalo, pues los ciudadanos indignados no los han dejado sesionar.

 

 

Por algo será.

****

El Gobierno federal busca la manera de recuperar la credibilidad en el tema tan escabroso del espionaje a periodistas, activistas y personajes de interés para el Estado.

 

 

Por eso anunció ayer hasta la participación del FBI en las pesquisas, que desde ya fueron descalificadas por los involucrados en la investigación de The New York Times.

 

 

Y mientras que en la PGR y la FEADLE hacen como que hacen, fue descubierto el cadáver calcinado del reportero Salvador Adame, de Michoacán, secuestrado el 18 de mayo pasado en Nueva Italia.

 

 

Uno más.