Ya va siendo costumbre que los fines de semana el país despierte con una cifra récord de homicidios; de Chihuahua a Guerrero, pasando por Sinaloa y Tamaulipas.

 

 

Está visto claramente que la política de prevención de los delitos de alto impacto social es un fracaso total.

 

 

En buena medida porque los gobernadores de esos estados siguen argumentando que es tarea del Gobierno federal atender delitos contra la salud y delincuencia organizada.

 

 

Son insuficientes los refuerzos que ha enviado la Federación, ya sea de Policías Federales, de personal militar o de la Marina, para atender el territorio tomado por la delincuencia.

 

 

Se requiere de la redefinición de la estrategia para combatir esos delitos; pero no será posible si los gobernadores siguen más preocupados por sus grillas internas y por hacer futurismo político, que por atender esa problemática que ha constituido en nuestro país auténticos territorios apaches.

 

 

¿O no, secretario Miguel Osorio Chong?

 

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En la carrera por lo candidatura a la Jefatura de Gobierno del DF, Morena ya soltó a sus mastines.

 

 

Los delegados de Tláhuac, Rigoberto Salgado, y de Xochimilco, Avelino Méndez, no tuvieron empacho en saltar sobre las promesas de piso parejo de López Obrador para “destapar’’ a la delegada en Tlalpan, Claudia Sheinbaum, como su –suya de ellos- candidata al Gobierno de la ciudad.

 

 

Cada quien con sus preferencias, pero mejor harían ambos delegados en dejar de pensar en 2018 y atender los problemas de sus delegaciones, que son las que más crecimiento de narco han tenido, junto con Iztapalapa, en los últimos años.

 

 

Nada más échele un ojo a las estadísticas criminales de Tláhuac, por ejemplo, y se irá de espaldas.

 

 

Eso sí, primero la grilla y asegurar el hueso para la siguiente administración.

 

 

Por eso estamos como estamos.

 

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En las oficinas administrativas de la coordinación de los senadores del PRI se apuran a dejar en orden las cosas.

 

 

Quién sabe cuál será el futuro del coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa, pero ya se está preparando una mudanza.

 

 

Aunque el yucateco afirma que está muy cómodo trabajando en el Senado, lo cierto es que desde donde se toman las decisiones le ven tamaño para dos posiciones: la dirigencia nacional del PRI o la Secretaría de Gobernación para este último tramo del gobierno peñista.

 

 

Será melón o será sandía, pero a Gamboa ya le ven alas en el Senado.

 

 

Y no precisamente de Pegaso, ¿eh? Para que luego no anden con sus complots.

 

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Hablando del Senado, dicen que el que ya le puso las peras a peso al PRI es precisamente el pastor de los legisladores panistas, Fernando Herrera, que ha puesto como condición para destrabar la agenda pendiente que el PAN presida la Mesa Directiva del Senado los próximos seis meses, a partir del 1 de septiembre.

 

 

O eso o el final del sexenio, pero que el PAN tenga ese cargo, a veces muy poco útil –si no cree, pregúntele al Verde Ecologista-, pero luce mucho.

 

 

Al menos en los actos protocolarios.

 

 

¿A poco sí el hidrocálido Herrera, siempre mesurado, ya enseñó el colmillo?