El Códice Boturini y el Códice Azcatitlán, aquellos documentos que narran los principales acontecimientos del viaje de las siete tribus nahuas-chichimecas desde la mítica Aztlán hasta llegar al Valle de México, sirvieron de inspiración para que Gabriel Garcilazo abordara problemáticas del México contemporáneo como la migración, la peregrinación, el tráfico de drogas y armas, y la desaparición de civiles.

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En la muestra Distopías, el artista mexicano reúne 35 piezas en las que toca, a partir de la estética y documentos precolombinos, dichas causas utilizando la misma figuración y los mismos elementos plasmados en este códice del siglo XVI, que consiste en un lienzo de papel amate de 5.42 metros de largo y 20 centímetros de ancho, y cuyo nombre se debe al anticuario e historiador Lorenzo Boturini.

 
“Soy un gran admirador de la cultura prehispánica. Me gusta estudiar las imágenes, así que cuando encontré esos códices me fascinaron, sobre todo la manera de sintetizar la historia y la manera en cómo se registraba la historia. Me enamoré de los códices, y supe que tenía que hacer algo”, dijo Garcilazo a 24 HORAS, en una entrevista telefónica para hablar sobre la exposición que llegará el próximo sábado a la Galería Arnold Belkin del Museo Universitario del Chopo.

 

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“Empatar estos referentes con nuestra cotidianeidad genera una situación trágico-cómica; esto crea un lugar nuevo, que no es ni presente ni pasado; pretendo que este espacio lo ocupe el espectador con sus propias interrogantes. No estoy haciendo una crítica, sólo me refiero a un periodo”, agregó el morelense.

 

El Códice Boturini y el Códice Azcatitlán fueron hechos en dos momentos diferentes: antes y después de la llegada de los españoles. De esta forma, el artista realiza una tercera interpretación desde el México actual y hace referencia a esculturas prehispánicas y mapas coloniales.

 

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En Vasijas, por ejemplo, recupera una técnica de producción de cerámica pintada precolombina de Cuentepec, Morelos, su estado natal, para intervenirlas con las fórmulas químicas de las tres principales drogas que se consumen en México: efedrina, metanfetamina y cocaína.

 

 

Empero, Garcilazo aclara que su exhibición no es una crítica, sino un registro histórico de la condición actual, tal como se hacía en los códices. “Sólo estoy enfocándome en ciertos temas que son problemáticos en México”, dijo el artista.

 

 

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Sobre el artista

 

 

Gabriel Garcilazo nació en Cuernavaca, Morelos, en 1980. Estudió la Maestría en Artes Visuales en la Academia de San Carlos de la UNAM; y la Licenciatura en Artes Visuales en el Centro Morelense de las Artes. Además, realizó una especialidad en arte contemporáneo y crítica en el Centro Morelense de las Artes.

 

Algunas de sus exposiciones individuales son: Códice vaquero, en el Centro Cultural Jardín; Bitácora de los árboles juntos, en el Espacio de Experimentación Borda; y Ciudades invisibles, en el Centro Cultural de México en Miami.