WASHINGTON. Los demócratas miran el futuro político de Estados Unidos más allá de las elecciones del próximo martes, y ven que la demografía juega a su favor, con un país más diverso y menos blanco donde los latinos y la generación del milenio podrían dar un vuelco a varios feudos republicanos.
Por ello, con las encuestas por lo general en contra, los demócratas apuran los últimos días antes del 4 de noviembre para movilizar a jóvenes, minorías y mujeres, electorado fiel que sin embargo tiende a quedarse en casa en las legislativas, frente a la mayor movilización de los votantes republicanos.

 

El martes se renovará toda la Cámara de Representantes, que casi con toda seguridad seguirá en manos republicanas, y un tercio del Senado, donde los conservadores, que necesitan seis escaños más para alcanzar la mayoría, aparecen con una ligera ventaja en las encuestas, aunque con una decena de contiendas sin claro ganador.

 

“Los comicios de medio mandato benefician históricamente a los republicanos, vota menos gente y la que vota es mayor, por eso habrá que esperar a 2016 para ver el efecto de las tendencias demográficas favorables a los demócratas, que ya se apuntaron en 2008 y 2012”, explicó a la Agencia EFE John Hudak, experto en elecciones del centro de estudios Brookings Institution.

 

El empuje de los votantes latinos y jóvenes, decisivo en la llegada de Barack Obama a la Presidencia, sacude estados tradicionalmente conservadores que pasan del “rojo” (republicano) al “azul” (demócrata).

 

Virginia, que ya fue en 2008 y 2012 un estado en disputa, tiene visos de convertirse en un lugar bastante seguro para los demócratas en las Presidenciales; en Colorado, Obama venció ya holgadamente dos veces; Nevada pasó de estado pendular a éxito relativamente fácil, y Nuevo México lleva el mismo camino.

 

Los márgenes de las victorias conservadoras se estrechan además en Arizona, Georgia e incluso el populoso Texas, estados sureños donde crece una población latina que enfrenta algunas de las políticas migratorias más duras del país, impulsadas por republicanos en la administración local y estatal.

 

La demografía está de cara para los demócratas: el tradicional votante blanco y conservador es el de mayor edad, mientras que el nuevo electorado se caracteriza por su progresismo en lo social y pertenece a la generación más diversa de la historia del país.

 

Son los jóvenes del milenio, los que ahora tienen entre 18 y 33 años, están bien formados, no son muy religiosos y retrasan el momento de casarse y tener hijos.

 

Sus posiciones sobre el aborto, los derechos reproductivos y el matrimonio homosexual chocan con las del partido republicano, que ha hecho de la batalla en estos temas una de sus banderas.

 

Cuatro de cada diez “millennials” no son blancos; muchos de ellos son hijos de las grandes oleadas de inmigrantes hispanos y asiáticos que llegaron hace medio siglo.

 

De los 40 millones de inmigrantes que ha recibido EU desde 1965, aproximadamente la mitad son hispanos y tres de cada diez asiáticos. A finales del siglo XIX y principios del XX, nueve de cada diez inmigrantes eran europeos, y hoy sólo representan el 12%.