La visión de que una mujer se pudiera convertir en presidenta de Estados Unidos nunca estuvo más cercana a convertirse en realidad que el pasado 8 de noviembre, cuando Hillary Clinton se quedó muy cerca de lograrlo.

 

commander in chief

 

Y es que desde hace muchos años se había venido sembrando la idea de que la Unión Americana era capaz de ser liderada por una mujer, particularmente a través de la televisión y el cine. Ejemplos ficticios que hablaban de cómo la sociedad estadounidense parecía estar abierta a la posibilidad de una presidenta hay varios: Selina Meyer (Julia Louis Dreyfuss, en Veep), Mackenzie Allen (Geena Davis, en Commander in Chief); Allison Taylor (Cherry Jones, en 24) y hasta Elizabeth McCord (Téa Leoni, en Madam Secretary), donde da vida a una Secretaria de Estado rubia que no es otra más que una versión un poco más joven de Clinton.

 

24

 

Con el triunfo de Barack Obama (primer presidente de raza negra en la historia de un país conocido por su racismo) en 2008 y su reelección en 2012, la idea de que a éste lo sucediera una mujer creció como la espuma y no se veía como algo descabellado, sino más bien bastante factible.

 

Pero el hecho de que Clinton no lo consiguiera cuando aparentemente todo estaba a su favor (encuestas, medios de comunicación, el insistente apoyo de famosos, millones de dólares de aportación a su campaña), ha dejado una herida muy grande no sólo en la propia ex candidata demócrata, sino en millones de mujeres de todas las edades no sólo en EU, sino en el resto del mundo.

 

daenerys targaryen

 

Por otro lado plantea, de una manera u otra, las siguientes preguntas: ¿Sirve de algo el ver ejemplos ficticios de modelos a seguir femeninos en la TV o el cine? ¿Las mujeres pueden ser heroínas de mentiras, pero no acceder a puestos grandes de poder en la realidad? ¿Qué pasará con el ánimo de las generaciones de niñas y jovencitas que han crecido viendo personajes femeninos fuertes, tomándolos como inspiración, ahora que el elector norteamericano demostró que EU no está listo para tener una presidenta?

 

Los ejemplos de este tipo de modelos a seguir han sido muchos y muy variados, multiplicándose, sobre todo, en lo que va de este siglo. Probablemente todo haya comenzado –en su faceta más seria- a partir de finales de los años 70, cuando dos personajes en particular mostraban que la mujer no nada más estaba para las comedias románticas o los grandes dramas: Ellen Ripley (Alien) y la Princesa Leia Organa (Star Wars). Ambas no sólo rompieron con el estereotipo de que la mujer no podía disparar armas o golpear, sino que demostraron que eran capaces de liderar a todo un equipo que estaba bajo su comando.

 

 

Durante las dos décadas siguientes siguieron apareciendo este tipo de personajes, en mayor o menor medida, con Sarah Connor (Terminator), Belle (La Bella y la Bestia) y Buffy Summers (Buffy, la cazavampiros) liderando los modelos a seguir. Pero no fue sino hasta que llegó el siglo XXI que tanto la pantalla chica como la grande se vieron inundados de heroínas de todo tipo, color, raza, profesión y edad, tanto para las de la Generación X como las millennials.

 

belle

 

Así, ha sido posible ver ejemplos de mujeres que son dueñas de su sexualidad y la manera como ven a los hombres, al tiempo que luchan contra sus propios demonios (Bridget Jones); que son capaces de liderar una rebelión contra un gobierno tirano (Katniss Everdeen, de Los Juegos del Hambre; Imperator Furiosa, Mad Max Fury Road; Daenerys Targaryen, Game of Thrones); que son excelentes agentes secretos capaces de pelear al tú por tú contra quien sea, sin dejar de lado su femineidad (Peggy Carter, Jessica Jones o Sydney Bristow, de Alias); o que son capaces de sobrevivir en las más duras condiciones, haciendo frente a su pasado y combatiendo contra peligrosos enemigos (Kate Austen, de Lost).

 

Para la generación de las chicas millennials, hay en particular tres ejemplos a seguir de chicas fuertes, inteligentes, nobles y combativas cuyas intérpretes, además, comparten las mismas cualidades: la primera es Hermione Granger (Harry Potter), la niña de los cabellos alborotados que, al tiempo que aprendía magia en Hogwarts, era capaz de combatir no sólo a los villanos del mundo mágico, sino a sus propias inseguridades y miedos.

 

supergirl

 

Su intérprete, Emma Watson, se ha convertido en toda una defensora de los derechos de las mujeres y buscando la igualdad de género, ya sea a través de su movimiento HeForShe, recomendando a sus fans a leer o dando el ejemplo al llevar una carrera alejada de chismes y controversias.

 

La segunda es Kara Danvers (Supergirl), quien más allá de volar y ser casi indestructible, atraviesa por las mismas penas, dolores, alegrías y proceso de crecimiento que cualquier chica normal. La actriz que le da vida, Melissa Benoist, ya había dado vida a un personaje similar en Glee, y también se ha dedicado a tratar de dar un buen ejemplo fuera de la pantalla, visitando hospitales y conviviendo con niñas que tienen a Supergirl como su modelo a seguir.

 

Las tercera es heredera, de una manera u otra, de una tradición de mujeres líderes de un pueblo, un planeta o una rebelión ocurrida hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana: Rey, de Star Wars: El Despertar de la Fuerza. En el filme Rey es fuerte, hábil como piloto y como mecánico, poderosa en La Fuerza y capaz de sobrevivir en un ambiente hostil como pocos. Tal fue el impacto del personaje que muchos la catalogaron como una Mary Sue (en pocas palabras, un “hombre con falda”), lo cual además de ser erróneo, demerita su importancia e impacto.

 

La británica Daisy Ridley, encargada de darle vida, se ha convertido en una estrella no únicamente por el personaje, sino porque en la vida real ha sido una de las más importantes voceras de las cosas cotidianas que le ocurren a una joven de su edad, hablando abiertamente de padecimientos como la endometriosis (que tiene desde los 15 años) o declarando su postura a favor del control de armas.

 

Todas ellas han ayudado, de una manera u otra, a que las niñas o mujeres jóvenes se vean reflejadas en sus personajes, identificándose y tomando como ejemplo a seguir a quienes les dan vida en el mundo ficticio y, mejor aún, a respetarse y creer en sí mismas. Ese mensaje, en una época en la que el próximo presidente de Estados Unidos es un tipo misógino, sexista, que sólo ve a las mujeres como una posesión, es de una importancia fundamental. La lucha tiene que seguir. Ahora, más que nunca, el mundo necesita de heroínas.