A estas alturas, queda muy claro que los próximos años tendremos que estar viviendo con un mundo en el que Donald Trump existe y es el Presidente de Estados Unidos. Y también queda claro que una muy buena parte de Hollywood y de las celebridades estadunidenses no están de su lado y se han manifestado abiertamente en su contra, como ocurrió el fin de semana pasado con la marcha de millones de mujeres que le expresaron su sentir no sólo en ciudades de EU, sino de todo el mundo.

 

 

Si bien ese tipo de análisis se lo dejaré a los expertos en política, en cuanto al mundo de los espectáculos se refiere vamos a estar viendo, a cada rato, manifestaciones en contra de Trump por parte de actores, músicos, escritores y demás, y esto seguramente se va a reflejar de manera importante en el cine y la TV.

 

 

De hecho, estas manifestaciones de alguna manera ya comenzaron, y de manera muy clara, con las nominaciones al Oscar. En una época en la que el discurso del presidente estadounidense va dirigido en contra de las mujeres, de la comunidad gay, de los latinos y básicamente en contra de cualquier persona que no sea de raza blanca, Hollywood manda un mensaje importante a favor de la diversidad y el liberalismo que casi siempre lo ha caracterizado, al menos en las últimas décadas.

 

 

El año pasado, una de las grandes críticas que se le hizo al Oscar y a los votantes fue el famoso #OscarsSoWhite porque no hubo artistas negros (o no blancos) compitiendo en las categorías de actuación. Para esta ocasión, quizá en parte para ser políticamente correcto y parte en respuesta a los nuevos cambios que se están viviendo, la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de EU decidió que siete de los 20 actores que compiten por la dorada estatuilla son no blancos: Denzel Washingon, Ruth Negga, Mahershala Ali, Viola Davis, Naomie Harris y Octavia Spencer, todos ellos de raza negra, y Dev Patel, británico de padres Indios. A ellos hay que agregar a los cineastas Barry Jenkins, Raoul Peck, Herbert Peck y Ava DuVernay, también negros y quienes compiten en otras categorías.

 

 

Hay nominados casi para responder a todas las agresiones de Trump. ¿Se violenta a la comunidad gay? La respuesta es una de las películas que más nominaciones tiene (ocho): Moonlight, la historia de un hombre gay, negro, que vive en Miami.

 

 

¿Se trata a las mujeres de una manera despectiva? De entrada, tres de ellas, de raza negra (Davis, Harris y Spencer), están nominadas como Mejor Actriz de Reparto, dominando la categoría y por una historia que redime a las tres mujeres que ayudaron a la NASA en los años 60 a poder poner un hombre en el espacio, como narra la historia de Hidden Figures (por cierto, también nominada a Mejor Película).

 

 

Ni qué hablar de la bella Ruth Negga, actriz de origen etíope que está nominada como Mejor Actriz por su trabajo en Loving, que habla de una relación interracial entre un hombre blanco y una mujer “de color”. Ah, y claro, hablando de “la actriz más sobrevalorada del mundo”, Meryl Streep, quien obtuvo su nominación número 20.

 

 

¿Y los latinos? En particular, ¿qué de los mexicanos con los que tanta bronca trae el actual inquilino de la Casa Blanca? Después de tres años en los que el Oscar de Mejor Director fue para un mexicano (Alfonso Cuarón y El Negro Alejandro González Iñárritu), y el de Mejor Fotografía también (Emmanuel Lubezki), este año no hubo trabajos en los que los connacionales estuvieran involucrados de manera tan prominente, salvo Rodrigo Prieto, orgulloso chilango que tiene su segunda nominación al premio de Mejor Fotografía (la primera fue por Brokeback Mountain) por su labor en Silence, del legendario Martin Scorsese. Otro mexicano colocado dentro de lo mejor del mundo.

 

 

Pero quizá la mejor respuesta anti-Trump esté en la categoría de Mejor Película. De las nueve nominadas, al menos cinco hablan de cosas que no le gustan al magnate: Arrival, en la que una mujer (Amy Adams) es la protagonista y encargada de entablar comunicación con una raza extraterrestre; Fences, la historia de un ex pelotero de color y su esposa durante la parte final de la década de los 50; Lion, la historia de un chico Indio que es adoptado por una pareja australiana blanca; y las mencionadas Moonlight y Hidden Figures.

 

 

Sea como respuesta al discurso de Trump o por quedar bien, pero el hecho es que Hollywood está respondiendo, de manera visible e importante, para tratar de seguir enviando un mensaje de unidad, tolerancia y diversidad tan necesario en los días recientes. Los próximos años se van a poner interesantes en ese aspecto, pero por lo pronto, hay una guerra declarada de mensajes entre Hollywood y Mr. Trump que, como cinéfilo, se agradece.