Hablé hace poco en este espacio de la que llamé una aportación pionera de López Obrador a la política nacional: el uso del video. Nadie, en efecto, ha brindado tanto material fílmico a la vida política mexicana como el entorno de AMLO, desde Imaz, Bejarano y Ponce hace ya varios años, hasta Eva Cadena hace pocos días. La verdad, sin embargo, es que la vida política en México y probablemente en el mundo, toda, estará marcada por eso, por la omnipresencia del video, sin remedio. Decía hace años un crítico que el cine es mejor que la vida. Hoy, a ratos, cuesta diferenciarlos.

 

Esta semana hay dos casos nuevos, que se suman al de la recolectora Cadena, todavía caliente. El primero es por supuesto el del Penal de Puente Grande, ventilado en Milenio, y que contiene escenas de verdad notables en las que don Chelo, del Cártel Jalisco Nueva Generación, es festejado con abundantes tragos de whisky, música en vivo, discursos, poesía y tacos, y entre abundantes teléfonos celulares. En un penal de alta seguridad, sí.

 

El segundo caso es el de los dos videos llegados presuntamente desde Palmarito, el teatro de operaciones de una violentísima batalla entre militares y huachicoleros, que incluye el presunto asesinato por la espalda de un soldado y la presunta ejecución de un delincuente, ya sometido, vía tiro de gracia.

 

Usé el término “presunto” tres veces en tres líneas, sí. Y es que ese es el punto: en la era de la información, en la época de la tecnología masificada, omnipresente, en los tiempos en que de alguna manera nuestra vida completa se vuelve un documental o un reality o un programa de cámara escondida, cuando todo parece documentado, registrado, los hechos, la verdad –término que hay que usar con mucho cuidado–, se vuelven tan confusos como siempre.

 

Tenemos abundante información audiovisual a la mano, sí, y es un arma importante para romper con las tendencias nacionales a la transa y para frenar la impunidad de los estamentos políticos o las fuerzas del orden. Pero el trabajo de esclarecimiento no va a ser menor. Parece que el reventón del penal fue en 2013. Parece que el militar muere abatido por la espalda. Parece que el sujeto sometido en el piso es un ladrón de combustible. Parece que la mano armada que le dispara es la de un soldado. Parece. La vida es confusa. La vida política y la policiaca, tan vinculadas una con otra, más confusas aun. Eso no va a cambiar.

 

Hay quien lo sabe y saca provecho. Cuatro videos después, AMLO sigue arriba en las encuestas.

 

aarl