Con debida razón, la historia de la captura del Chapo Guzmán ha permeado la agenda periodística la última semana. Se han comentado todo tipo de opiniones a favor y en contra, de aceptación y de escepticismo. Quise enumerar algunas reflexiones, algunas sin conexión entre una y otra, como una manera para acomodar lo que he escuchado y pensado sobre el tema.

 

Como muchos de mis lectores compartirán, no me queda más que pensar en lo surreal de todo este caso. Utilizo el término surreal no para desacreditar la veracidad de las explicaciones, sino para denotar lo inverosímil y bizarro de esta trama en la que participan un actor de Hollywood, una actriz de Televisa y las más altas esferas de la política mexicana.

 

1. La primera idea, y creo que es la más escuchada, es que el ánimo triunfalista del Presidente Peña Nieto al anunciar la captura del Chapo Guzmán fue un acto de soberbia y de falta de humildad que califico como ofensiva. Me cuesta trabajo creer que en ningún momento el gobierno federal haya ofrecido una actitud de disculpa por dejar escapar al criminal más buscado del mundo, y en vez, aplaudieron la solidez de las instituciones que lograron su recaptura.

 

2. Algunos me han preguntado la razón por la cual no habrían matado al Chapo. Es una reflexión difícil y no hay argumentos lo suficientemente sólidos como para convencer al escéptico, pero puedo asegurar que el Chapo vale más vivo que muerto. La información que maneja el capo más buscado del mundo es sin duda un elemento de altísimo valor. Por otro lado, después de ver los videos difundidos del operativo Cisne Negro, la Marina entró a la casa donde se escondía Guzmán disparando primero e inspeccionando después. Creo también que si el Chapo no hubiera utilizado el conducto por el cual escapó de la casa de Los Mochis, probablemente lo habrían matado por error; su captura con vida horas después fue un golpe afortunado.

 

3. La entrevista que realizó Sean Penn para Rolling Stone no puede ser considerado periodismo. Más allá, considero esta entrevista como un golpe bajo para el ejercicio periodístico en México, que ha sabido entregar información valiosa y de peligroso acceso durante la guerra contra el narco. El actor de Hollywood no supo cuestionar al narcotraficante con preguntas relevantes, más bien, como comentó León Krauze para Letras Libres, el Chapo se refleja como un hombre honesto y amoroso: la entrevista no ofrece más que un espacio de propaganda para engrandecer la figura del Chapo.

 

4. El encuentro entre Sean Penn y el Chapo no fue ilegal. Estar en contacto o conversar con un prófugo de la justicia no es un acto imputable. Sean Penn y/o Kate del Castillo podrían ser llevados ante la justicia solamente en el caso de que hubiera apoyado de alguna manera para evitar su captura o interferir con los esfuerzos para encontrarlo, lo cual, al menos hasta el momento, no se ha comprobado. En seguimiento al punto 3, el hecho de que sea legal no significa que, ante ojos de miles de periodistas, este encuentro no haya sido inmoral.

 

5. Según la versión oficial, las conversaciones entre el Chapo y Kate de Castillo fueron la clave para dar con la ubicación del Chapo, quien esperaba ansioso a la actriz para poder conversar, bailar y tomar con ella en la casa de Los Mochis. A mi parecer, la polémica detrás de esto recae en una clarísima intención de complicidad y acercamiento entre la actriz y el criminal que va más allá de la intención de hacer una película. Las conversaciones concluyen después de que ella asegura estar “pinchada” y que es peligroso seguir comunicándose por ese medio.

 

6. Por el momento, la extradición del Chapo a una cárcel americana, donde tiene expedientes abiertos en 7 estados, es improbable. El capo cuenta con un sólido equipo de abogados quienes desde su reclusión anterior tenían en trámite dos amparos para evitar su extradición. El proceso de extradición es legalmente posible, pero políticamente peligroso: en Estados Unidos, los criminales pueden reducir sus sentencias si deciden cooperar con las agencias de seguridad y de esta manera ayudar a seguir combatiendo el crimen organizado dentro y fuera de México. Si el Chapo decide hablar con la DEA, estoy seguro que muchos políticos mexicanos, de todos los niveles y administraciones, saldrán afectados por sus relaciones con el Cártel de Sinaloa.

 

7. Escuché varias opiniones en las que se desacreditaba la captura del Chapo, mencionando que no se trataba más que de una cortina de humo para ocultar problemas mayores en nuestro país. Para empezar, creo que la fuga del Chapo era en sí uno de los problemas y escándalos más fuertes de todo el sexenio en cuestiones de seguridad. Que la captura del fugitivo más buscado del mundo se haya acordado para coincidir con un mal momento económico y así elevar los niveles de aprobación del gobierno es una teoría completamente implausible.