Sucedió en el año 2000 en el Presidente Chapultepec:

 

Durante una reunión de líderes magisteriales, el dirigente de la Sección 10 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Sergio Esquivel, quiso quedar bien con su jefa.

 

-Con gran satisfacción le quiero informar que ya acabé con la disidencia. Logré aniquilar la influencia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en la capital del país.

 

Elba Esther Gordillo lo espetó:

 

-¿Y quién te dijo que hay que destruir al adversario? Mal hecho. A la coordinadora hay que administrarla. La disidencia siempre necesita una vía de escape dentro del propio sindicato, y es lo que hacemos en el país.

 

La plática derivó hacia otros aspectos.

 

Debería tomarse esa experiencia para establecer normas de conducta a fin de no permitir desbordamientos.

 

La lucha, les subrayó, debería darse por cauces institucionales, en negociaciones con el gobierno para lograr beneficios sin aplastar al adversario con el fin de no cerrar posibilidades de expresión.

 

Formen su Sindicato: Elba a la 22

 

En agosto de 2006, con el conflicto oaxaqueño en el peor momento, hubo una reunión en un privado del restaurante Churchill de Polanco.

 

Asistentes: la lideresa Elba Esther Gordillo, el gobernador Ulises Ruiz, el dirigente de la Sección 22, Enrique Rueda, y una decena de representantes del magisterio oaxaqueño.

 

Pasada la medianoche, agotada la agenda entre Ulises Ruiz y la representación comandada por Enrique Rueda, apareció Elba Esther Gordillo y escuchó las demandas de los profesores.

 

-Ustedes no entienden de lucha sindical –les dijo con un aplomo sorprendente–. He de recordarles que la titularidad del contrato colectivo la tiene el SNTE, y si no están de acuerdo pueden emanciparse…

 

Se quedaron pasmados Rueda y compañía.

 

Gordillo prosiguió:

 

-Sí. Hagan su propio sindicato. Independícense del SNTE. Yo les ayudo. ¿Qué necesitan? Díganme, y con mucho gusto ustedes se van y el sindicato a mi cargo manejará a los profesores responsables.

 

Rueda y acompañantes salieron sin respuesta ni soluciones a incendiar su estado del brazo de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) de Flavio Sosa y sus compinches.

 

De la contención a la explosión

 

En junio de 2012, en su departamento de Polanco, Elba Esther Gordillo me dijo:

 

-¿La coordinadora…? Existe, pero venida a menos.

 

Prueba de ello, agregó, era la inminente elección en la Sección 18 de Oaxaca.

 

-Casi le puedo asegurar que la tenemos recuperada… Ah, y luego voy a recuperar también la Sección 6 de Chiapas.

 

Hizo un recuento:

 

-Oaxaca está encarrilada. La Sección 59, afín a las políticas del SNTE, ha logrado quitar casi 20 mil miembros a la CNTE. En Guerrero estamos trabajando para debilitar a la disidencia…

 

Y presumía:

 

-La coordinadora está menguada.

 

Hoy, desde un hospital en la colonia Roma, Elba Esther Gordillo lee la prensa y suspira:

 

-Y pensar que esto no sucedía hace un par de años…

 

Así recibe la noticia de quienes, victimarios ayer de la sociedad y de los maestros responsables, hoy se dicen víctimas de la agresión del Estado y tienen postrado al gobierno de Enrique Peña Nieto.

 

Mejor mañana seguimos.