PEKÍN. La campaña anticorrupción a todos los niveles que prometió el presidente chino Xi Jinping desde su llegada al poder ha comenzado a cobrarse víctimas en el influyente ejército del país asiático, una institución que hasta hace poco tiempo se creía intocable y ostenta gran poder político y económico.
 
Dos de los principales cargos de las Fuerzas Armadas hasta 2012, el general Xu Caihou (de 71 años) y el teniente general Gu Junshan (de 57), están bajo custodia policial, y ahora la Fiscalía Militar china ha presentado finalmente cargos contra el segundo de ellos por malversación de fondos públicos, soborno y abuso de poder.
 
Gu, quien fue el principal responsable de logística de las fuerzas armadas chinas, será finalmente juzgado por estos cargos, destacó el Diario del Ejército de Liberación Popular, quien detalló que el proceso se realizará probablemente a puerta cerrada, dado que involucra secretos militares.
 
Los cargos contra Gu, quien llevaba bajo custodia de las autoridades desde 2012, se presentan dos semanas después de que se ordenara la detención de Xu, hasta ese mismo año uno de los vicepresidentes de la Comisión Militar Central (el máximo órgano castrense).
 
Xu, quien padece un cáncer de vejiga que le mantiene postrado en una cama en un hospital de Pekín, fue detenido el 15 de marzo en el centro médico donde estaba ingresado, en una redada en la que también fueron arrestadas su esposa, su hija y una secretaria de la familia.
 
Al cerco a estos dos oficiales le sucede un editorial en el diario oficial del Ejército donde se advierte que las autoridades disciplinarias castrenses han identificado muchas irregularidades en las regiones militares de Pekín (norte) y Jinan (este) después de tres meses de inspecciones.
 
Estas irregularidades, subrayó el artículo, van desde corrupción en proyectos de construcción a sospechosas transferencias de tierras o gastos médicos, todos ellos negocios en los que el ejército chino tiene muchos intereses (en China los hospitales militares son, como el resto, de pago, y se cuentan entre los más prestigiosos).
 
Todos estos hechos apuntan a que Xi Jinping, también máximo líder castrense al ostentar la presidencia de la Comisión Militar Central, está decidido a combatir la corrupción no sólo en el seno del Partido Comunista de China, donde decenas de altos cargos han sido investigados tras su llegada al poder, sino también en el ejército.
 
Xi, quien aseguró en sus primeros meses tras su llegada al poder que combatiría en la lucha anticorrupción “tanto a tigres como a moscas” (en alusión a cargos a todos los niveles) preside desde marzo un comité encargado de reformar el estamento militar, en el que la lucha contra las prácticas irregulares es tema capital.
 
Durante décadas, el Ejército de Liberación Popular chino (ELP), el mayor del mundo con más de dos millones de efectivos, ha sido para los observadores la institución de más poder en el “triunvirato” (Estado-Partido-Fuerzas Armadas) que domina el régimen chino (régimen instaurado tras victoria militar en guerra civil).