Justo el día que Donald Trump amenaza a México y Canadá con salirse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la Organización Mundial de Comercio (OMC) le autoriza a nuestro país la aplicación de represalias comerciales por 163 millones de dólares.

 

Estados Unidos debe ahora permitir el acceso del atún mexicano con total libertad o, bien, pagar esos millones de dólares en cuotas compensatorias en otros productos.

 

Éste que es, sin duda, un triunfo comercial para México es un aliciente para saber que si los estadounidenses, los canadienses o nosotros decidimos abandonar el acuerdo comercial trilateral, ahí estará la OMC como órgano rector del comercio mundial.

 

Claro está que el mismo caso del atún mexicano es un buen ejemplo de cómo a pesar de que existe una autoridad comercial mundial, siempre habrá mecanismos para dilatar las sanciones y por lo tanto para aniquilar al competidor.

 

La industria atunera mexicana fue prácticamente borrada del mapa por las sanciones estadounidenses, que no son nuevas, ya que datan de los años 80. Y es hasta ahora que llega la resolución de la OMC para corregir esta práctica desleal en contra de los pescadores mexicanos.

 

Ahora mismo los canadienses tendrán que llevar a un panel del propio TLCAN las sanciones que recién le impuso Estados Unidos y en caso de que el gobierno de Trump decida completar su salida, la ventanilla correcta sería la de la OMC.

 

Más allá de validar los análisis psiquiátricos que tratan de entender las variaciones en la conducta del Presidente del vecino país del Norte, lo que hay que esperar es que el gobierno de Washington tenga una postura oficial en torno al TLCAN.

 

La versión de la posible salida de Estados Unidos del acuerdo comercial es una nota periodística citando fuentes de alto nivel. No es ni siquiera un tuit del presidente Trump. Puede ser un simple buscapiés para tratar de forzar una negociación con socios debilitados por la amenaza.

 

El hecho de que otra vez tengamos los reflectores encima tiene mucha lógica si vemos los fracasos que ha sufrido Trump frente a su Congreso y la posibilidad que tiene de anular de un plumazo ejecutivo este acuerdo que vendió como una calamidad durante su campaña.

 

Pero al mismo tiempo está el equipo de los expertos en comercio que a estas alturas entienden que es mayor el daño que el beneficio de soltar a México como un dependiente comercial.

 

Es hasta un asunto de seguridad nacional, sin tomar en cuenta la gran cantidad de productos mexicanos de los que dependen en ese país.

 

Por lo pronto, lo que desafortunadamente hemos tenido de vuelta es la incertidumbre, tal como la padecimos a principios del año. Ésa que se encarga de descomponer los mercados y arriesgar las expectativas de un mejor comportamiento de la economía.

 

Ante los fracasos de Trump en estos primeros cien días de gobierno, lo dicho en este espacio, nos ha retomado como su escupidera favorita.

aarl