KABUL. Las tropas afganas recuperaron por completo el control de Kunduz (norte), entre denuncias de haber cometido abusos contra civiles y las acusaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF) a Estados Unidos por su responsabilidad en el bombardeo de su hospital en esa ciudad el pasado sábado.

 

El director general del MSF, Christopher Stokes, acusó al gobierno de Estados Unidos de “seguir cambiando” la descripción del ataque de “daño colateral, a trágico accidente” y ahora a “intentar descargar la responsabilidad sobre el gobierno de Afganistán”.

 

En el momento del bombardeo había en hospital, que quedó parcialmente destruido, unas 180 personas entre pacientes y trabajadores, lo que causó la muerte de 12 miembros de MSF y 10 de los ingresados.

 

Estados Unidos afirmó que el ataque fue solicitado por sus aliados afganos al recibir fuego enemigo.

 

El comandante de las fuerzas estadunidenses en Afganistán, el general John Campbell, señaló que “las fuerzas afganas avisaron de que estaban recibiendo fuego desde posiciones enemigas y pidieron apoyo aéreo estadounidense. Se solicitó un ataque para eliminar la amenaza talibán y se golpeó accidentalmente a varios civiles”.

 

La responsable de comunicaciones de MSF en Afganistán, Kate Stegeman, manifestó a Efe que la organización ya dejó Kunduz y el hospital no está operativo desde el ataque.

 

“Nuestro personal no está allí, no sabemos si seremos capaces o no de reanudar nuestra operación allí o no, no estamos seguros en este momento”, declaró.

 

Mientras tanto la bandera afgana ha vuelto a ondear en la capital de la provincia de Kunduz tras ser izada en la residencia del gobernador interino, Hamdullah Danishi, nombrado por el presidente de Afganistán, Ashraf Gani.

 

La toma de Kunduz y la operación para liberarla dejan al menos 80 civiles y más de 400 insurgentes muertos, según datos de la Policía y del ministerio de Salud afganos, y unos seis mil residentes huyeron de la ciudad, de acuerdo con Naciones Unidas.