Con la captura de La Tuta y El Z42 por parte de la justicia mexicana cualquiera pensaría que el crimen organizado podría verse disminuido en sus funciones, pero no es así, inmediatamente sube a ese lugar otro “jefe” que ocupará el puesto.

 

Es difícil ser optimista en un problema que viene más de abajo, de formación, de educación; tal vez esas figuras “legendarias” y tristemente célebres son admiradas por jóvenes que escuchan de sus historias de violencia, poder y dinero; lo que poco se difunde es el final de todos ellos, la mayoría termina solo, huyendo, viviendo en condiciones miserables y aterrado de ser atrapado por la justicia y más por sus enemigos.

 

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Lo que bien valdría la pena sería recoger los testimonios de ellos y difundirlos entre los jóvenes para que escuchen el infierno que terminan viviendo esos “capos” y el penoso final que les espera con detenciones de por vida y en algunos casos extraditados a Estados Unidos, donde difícilmente volverán a tener contacto con la gente que los rodeaba, con sus familias, con su dinero y con su libertad . Quizás si se difunde esto último masivamente, como ocurre con sus peripecias y aventuras, en series de TV, por ejemplo, evitaría que los que hoy quisieran integrarse al crimen organizado terminen pensando siquiera en enrolarse en ese viaje sin retorno.

 

La declaración del señor presidente Enrique Peña Nieto al Financial Times en el sentido de que en México existe una crisis de sospecha, de incredulidad y desconfianza, igual se debe a que en los últimos 200 años como país hemos visto de todo; igual se debe a que hemos visto sexenio tras sexenio convertirse en multimillonarios a políticos que aparentemente sólo devengaban un sueldo razonable, porque hemos visto a familiares de ex presidentes y funcionarios públicos pasar de hijos de político a grandes señores poseedores de grandes fortunas, los mismos que aparecen en revistas y semanarios de gente “chic” y rodeados de opulencia, lujos, bacanales y el jet set de todo el mundo; igual se debe a que al mismo tiempo los mexicanos que viven en la miseria hojean esas revistas; quizás porque la clase media ya se cansó de pagar impuestos que no pagan ni los de arriba ni los de abajo; porque tenemos una inútil Línea 12 de Metro que costó cuatro mil millones de dólares y al parecer no hay culpables; porque aquella jefa de Gobierno que se vio envuelta en aquellos videoescándalos de las ligas y los amores hoy tenga la encomienda del desarrollo social del país. Igual será por lo que sea pero al menos en esta ocasión tenga razón el señor Presidente.

 

Lo que hace unos años llamábamos moda -a lo que fuese, a la moda del yo-yo, del balero, del Twister, del Ula-Ula, del cuello Mao, de los pantalones acampanados o de dos colores, minifaldas, etc.-, modas que tardaban en llegar y también en irse, hoy llegan por redes sociales a todo el mundo y duran también, pero muy poco, quizás horas. Para muestra, esta semana tuvimos dos, la primera: un vestido que para algunos era blanco y dorado y para otros azul y negro, el sueño de toda mujer que compra un vestido pero que desearía que parezca que compró dos; la segunda y muy curiosa, una imagen de un pájaro carpintero que soportaba a una comadreja al vuelo, imagen que fue truqueada y sobrepuesta lo mismo con fotos de John Travolta apuntando al cielo, Miley Cyrus haciendo el ridículo (como siempre) etc.. Modas más que pasajeras, modas instantáneas, mundiales, efímeras, algunas veces divertidas pero modas al fin. ¿Cuál vendrá ésta semana?, igual alguna en donde todo el mundo ayude a una comunidad, en donde todo el mundo llegue a ser mejor persona, pero lo veo difícil. Igual esas modas al mundo no le divierten.