El reciente nombramiento de Eduardo Medina Mora como nuevo ministro de la SCJN no deja más que al descubierto la politización de este tipo de procesos.

 

Vimos claramente cómo la ideología proabortista se deshacía en intentos para tratar de evitar a cualquier costo que esto ocurriera, vimos cómo lo intentaban desprestigiar, cómo lo culpaban hasta del asesinato de Kennedy; aquí no buscaban más que evitar que alguien que se opone al crimen del aborto ocupara un asiento en una corte donde para alcanzar consensos de gran envergadura se requieren de muchos votos y al menos con Medina Mora ya no los consiguen.

 

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En días previos se atrajo un caso muy particular que conllevaría la aprobación o no del aborto a nivel nacional, pronto lo pondrán a discusión en el máximo circuito, en donde requerirán de ocho votos y al parecer difícilmente llegarán a la mitad. La llegada del nuevo ministro entorpece los planes de quienes, como negocio y otros por ideología del descarte, proponen cegar vidas inocentes de mexicanos que, como usted o como yo, pasamos por ese proceso de gestación y afortunadamente -y dígame si no-, a nadie se le ocurrió “decidir” matarnos en el vientre de nuestras madres porque alguien consideró que era un derecho.

 

Curiosamente la ira de la ONU se ha desatado en contra de México en estos días y se volcaron con todo para determinar que la tortura es una práctica generalizada. El gobierno mexicano los contradice pero, curiosamente dije al principio, centraron todas las baterías contra un gobierno como el nuestro, que proponía y aprobaba la misma semana a un ministro como Eduardo Medina Mora que no es afín a esa ideología de disminuir la población mundial del tercer mundo, de los pobres y de los que no comulgan con las doctrinas “totalitarias”.

 

Lo curioso es que rara vez cuestionan a países como Venezuela, Cuba y otros que, además de sí torturar y reprimir por sistema, violan cualquier cantidad de derechos humanos, lo cual a esa organización, en esos casos al menos, parece no importarle.

 

Lo bueno de esta semana fue que el jugador Alan Pulido, que desafió el sistema opresor de algunos equipos de futbol, en este caso de Tigres de la UANL, debutó en Grecia con su nuevo equipo, Levadiakos FC y lo hizo bien, anotando y siendo elegido el mejor jugador del partido, bien por Alan.

 

Lo malo resultó ser la destitución de Alfredo Hernández García de la Secretaría de Obras del Distrito Federal cuando se percataron que éste otorgó contratos de luminarias por 72 millones de pesos a una empresa en donde su esposa es directora; igual se le olvidó -como a muchos maridos que se les olvida- el cumpleaños de su señora o tal vez no sabía a qué se dedicaba su cónyuge, una simple distracción.

 

Gracias y que Dios… reparta suerte