PARÍS. “Je suis Charlie” (“Yo soy Charlie”), fue la leyenda que levantaron las cientos de miles de personas que se concentraron en Paris, Lyon, Marsella, Rennes y Toulouse, convocadas por sindicatos, medios de comunicación y partidos políticos para repudiar el atentado de fundamentalistas contra el semanario Charlie Hebdo.

 

La convocatoria central fue en la parisina plaza de la República, no lejos de la redacción de la revista satírica, varias veces atacada -nunca como hoy- por caricaturizar al profeta Mahora y algunos símbolos del islam.

 

Entre las pancartas de los manifestantes se podía leer “Charb mort libre”, en homenaje a Charb, dibujante y director de Charlie Hebdo, muerto en el ataque, junto a tres de los principales caricaturistas de la publicación, Cabu, Tignous y Wolinski, todos muy conocidos en Francia.

 

Un grupo de estudiantes de periodismo fue el primero en llegar al lugar, con una bandera que decía “solidarios” y con carteles que llevaban inscripciones como “el extremismo no ganará” o la libertad de prensa “no tiene precio”.

 

Imágenes circularon ampliamente en las redes sociales. La conmoción era palpable en el lugar, donde también había muchos lectores del semanario y personas que jamás leyeron una línea pero dijeron estar ahí por la perplejidad que les provocó el hecho.

 

La Policía estimó en 35 mil el número de asistentes en París mientras que entre 13 mil y 15 mil en Rennes (noroeste), entre 10 mil y 15 miL en Toulouse (suroeste) y unos siete mil en Marsella, sureste, según las cifras policiales.

 

Montpellier, Grenoble, Poitiers, Lille, Bordeaux, Estrasburgo, Nantes, Rouen y Avignon, entre otras ciudades, también se convocaron marchas contra el ataque terrorista y a favor de la libertad de prensa.

 

En solidaridad con Francia, se organizaron además movilizaciones en las embajadas francesas de las capitales de Europa, como Berlín, Londres, Madrid, Bruselas y Roma.

 

Varios centenares de personas se concentraron ante la embajada francesa en Berlín, ubicada junto a la Puerta de Brandeburgo, para mostrar su condena hacia el atentado.

 

En silencio, con velas en la mano y, en algunos casos, con los carteles de “Je suis Charlie”, convertido en el símbolo del rechazo al atentado, los concentrados permanecieron alrededor de una hora ante la representación diplomática, que mantenía a media asta la bandera francesa.

 

Algunos de los presentes, entre ellos muchos ciudadanos franceses, mostraban portadas del semanario satírico, banderas europeas, así como frases de rechazo a la líder de Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, en defensa de la tolerancia y los principios democráticos.