TOKIO. Los diamantes no necesariamente son eternos. Por lo menos, no en Japón, donde los propietarios de joyas están deshaciéndose a un ritmo récord de las piezas no deseadas a cambio de efectivo y despachándolas a compradores en China e India.

 

“Quiero gastar el dinero para viajar o ir a comer afuera en vez de guardar el diamante en mi armario”, dijo un ama de casa de 64 años, que pidió ser identificada sólo por su primer nombre, Mitsuko, después de vender un anillo de diamantes de dos quilates en una tienda de Komehyo Co.

 

Un yen que se debilita también está haciendo que las joyas y los diamantes japoneses resulten más atractivos para clientes que llegan del exterior, según NaotoOwaki, gerente senior del departamento de marketing y promoción de ventas de Komehyo.

 

La moneda cayó 18% contra el dólar en los últimos 12 meses, exhibiendo el peor desempeño contra el dólar entre 12 de sus pares en Asia.