Llevo muchos años en el mundo del espectáculo y nunca había visto que una pareja de famosos peleara tanto. Es aconsejable no tomar partido en un lío amoroso porque luego sucede que un día se proclaman odio, luego regresan y vuelven a enamorarse.

 

Así sucedió con Olivia Collins y Silvio García Pato. Él dijo lo más desagradable de su ex mujer y un día volvieron, olvidando las ofensas y los ataques. Collins quiso darle una segunda vuelta a su relación, aunque al final se separaron.

 

He leído lo que la gente opina y la mayoría ataca a Marjorie de Sousa, quien por más que diga que no le importa, vive de la imagen pública. Crea lo que crea, esta situación le está afectando considerablemente. Cabe decirle, que así como la gente recuerda más a las villanas de las telenovelas; cuando alguien comete errores en la vida real, las malas decisiones siempre lo persiguen. Yo me pregunto, ¿cómo, después de todo lo que han dicho ambas partes, podrán salir a la calle sin que les cuestionen sobre el tema? Acabarán cansados, desgastados y hartos de abordar una y otra vez el mismo asunto, pero que no se les olvide que ellos son los que han proporcionado la información.

 

La primera en hablar fue Marjorie de Sousa; nunca imaginó como se le revertiría el asunto. Algunas personas hasta piensan que es parte de un reality show y que les están pagando.

 

Julián Gil desde el inicio ha informado de sus movimientos a nivel personal y legal, una estrategia que le ha ayudado como medio de presión pública. Su proceder ha sido más claro, mientras que Marjorie esperó más tiempo para contraatacar, pensando que mantenerse callada le serviría. Ante los continuos ataques, no le quedó otra que adoptar la misma estrategia.

 

Creo que ninguno ha considerado el daño colateral en medio de la guerra que sostienen. Ambos quieren llegar hasta las últimas consecuencias, utilizando las armas que estén a su alcance con el pretexto de que todo es por el bien de Matías, pero en el fondo los mueve la ira y el enojo.

 

Cuando una pareja que se amó dice “este señor o esta señora” es un signo inequívoco del rencor que guardan en sus almas.

 

Los invito a que concilien en privado, que no vuelvan a hablar del tema, que se arreglen en los juzgados sin golpes bajos. Sin duda, se arrepentirán. Los niños en sus primeros años de vida sienten y perciben lo que sucede a su alrededor, las lágrimas y los comentarios de uno en contra del otro. Alguien tiene que detenerse antes de que acaben por romperse por dentro y ante eso ya no hay solución.

 

Hay más…, pero hasta ahí les cuento.

 

 

 

caem