En un hecho inédito para creyentes y no creyentes en la política, el Sábado de Gloria, el nuevo PRI del siglo XXI intentó purificarse…, pero no con la tradición del baño con cubetas de agua, sino con la detención, en Guatemala, de Javier Duarte de Ochoa, ex gobernador de Veracruz, quien anduvo a salto de mata durante seis meses.

 
Día de fiesta para el revolucionario que recuerda, para quienes lo hayan olvidado o nunca se enteraron, que el señor Duarte fue suspendido del PRI el 26 de septiembre de 2016, y a solicitud de la dirigencia nacional del tricolor, la Comisión Nacional de Justicia Partidaria lo expulsó de ese instituto político el 25 de octubre de 2016.

 
El PRI refrenda su compromiso con el Estado de Derecho, la transparencia y la rendición de cuentas, y reafirma el combate frontal a la corrupción y a la impunidad… exige se sancione ejemplarmente al ex gobernador de Veracruz, así como a quienes se compruebe que hayan formado parte de su red delictiva… y que el dinero y los bienes producto de actividades ilícitas que se recuperen, se reintegren en su totalidad al pueblo de Veracruz, anunciaban con júbilo los comunicados oficiales y oficiosos del partido que varias veces defendió la honestidad y el buen gobierno del hoy oscuro y despreciable personaje.

 
¡Para que vean que México y el PRI están cambiando!, presumen.

 
Decían los ancianos de la tribu, y nadie pudo desmentirlos jamás: “La confianza es como un jarrón de fina porcelana; si se rompe, es posible restaurarlo…, pero nunca volverá a ser el mismo jarrón”. Si la sociedad perdió la confianza en el PRI, como tooodos los priistas lo han reconocido, tal vez exista la posibilidad de que, por la vía de los hechos, comiencen la compleja, delicada, lenta y larga tarea de tratar de reconstruir esa fina porcelana social. Pero debe quedar claro que, aunque la restauración sea exitosa, la confianza nunca volverá a ser la misma.

 
¡Así que…!

 

 

AGENDA PREVIA

 
En la Cámara de Diputados avanzan sólidamente –y con amplio consenso- una serie de modificaciones a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión que buscan garantizar la libertad de expresión y la diversidad editorial, a través de cortar de tajo cualquier concepto que pueda ser empleado para censurar a partir de invocar los derechos de las audiencias.

 
La propuesta que encabeza el diputado panista Federico Döring elimina uno de los puntos más controvertidos de la ley y que dio pie a una crítica generalizada del medio periodístico a los Lineamientos Generales sobre Derechos de la Audiencia del IFT: la obligación de distinguir entre información y opinión. Es importante señalar que respecto a este tema también Movimiento Ciudadano presentó una iniciativa.

 

 

En un momento histórico en donde los medios de comunicación en el continente entero sufren la amenaza constante de ser amordazados, sin lugar a dudas la reforma del panista es una buena señal de que el tema en México puede orientarse en el camino correcto. La iniciativa incluso cuenta con la virtud de eliminar instrumentos gubernamentales tan peligrosos para la libertad de expresión como la censura previa. Adicionalmente, la propuesta de reforma adapta los montos de las multas imputables a los medios de comunicación, corrigiendo que la práctica de imponer sanciones se pueda usar de forma coercitiva, directa o indirectamente, para amenazar o sujetar a algún medio a que limite el ejercicio periodístico de sus comunicadores.