WASHINGTON. El apoyo a la gestión del presidente de EU, Barack Obama, materia de en inmigración ha caído 7 puntos desde junio tras la crisis de los migrantes menores en la frontera y su decisión de no tomar acción ejecutiva en este ámbito hasta después de las legislativas, según un sondeo de The Washington Post y ABC News.

 

 
Sólo el 31% de los estadounidenses aprueba cómo Obama gestiona este asunto, una caída de 7 puntos desde junio y de 18 desde que a principios de 2013 comenzara a tratar de convencer al Congreso de avalar su prometida reforma integral del sistema migratorio.

 

El 52% de los ciudadanos considera que, ante la inacción del Congreso en esta materia, Obama debe tomar medidas ejecutivas, algo que este fin de semana anunció que no hará hasta después de las legislativas de noviembre, en las que los demócratas se juegan mantener el vital control del Senado.

 

Este lunes la Casa Blanca aseguró que a pesar de este aplazamiento el presidente está comprometido a tomar esas medidas antes de que acabe el año.

 

Obama ha dado marcha atrás en su intención de actuar sobre el sistema migratorio antes del final del verano, al anunciar el sábado que lo hará después de las legislativas.

 

Ese anuncio, forzado por la presión de varios demócratas que temen perder su escaño en el Senado si Obama anuncia medidas rotundas sobre esa cuestión, ha decepcionado a numerosos grupos pro inmigrantes, que reclamaban al mandatario un freno a las deportaciones de inmigrantes indocumentados.

 

El voto latino ha sido determinante en las dos campañas de Obama hacia la Casa Blanca pero la inacción del Congreso sobre la reforma estancada en el Capitolio y la falta de medidas alternativas del Gobierno han decepcionado a un grupo de votantes que según los pronósticos será aún más decisivo en las próximas presidenciales de 2016.
 

 

Sobre el tema, una veintena de niños cuyos padres fueron deportados o están en proceso de serlo acudieron a la Casa Blanca a pedirle al presidente Barack Obama que detenga las deportaciones.

 

 

Fue la primera protesta realizada frente a la Casa Blanca desde que el presidente Barack Obama anunció el fin de semana que postergará hasta después de las elecciones de noviembre sus decretos para ajustar su política migratoria, pero había sido convocada antes del anuncio presidencial.

 

 

Activistas adultos cargaban a varios bebés, y otros niños eran tan pequeños que apenas podían tenerse en pie.

 

 

Nora Sandigo, directora de la organización American Fraternity, dijo que los 20 menores de edad que la acompañaron representan a los casi 800 niños estadounidenses de los que ella asumió la tutela legal desde que sus padres fueran deportados.

 

 

“Pedimos al presidente Barack Obama que pare las deportaciones y al Congreso que no vea a estos jóvenes solo cuando cumplan 18 años y puedan votar”, dijo Sandigo. “Ellos también son estadunidenses, no son ciudadanos de tercera clase”.