German Gedovius es uno de los más importantes artistas de la vanguardia mexicana de finales del siglo XIX y para recordarlo, el próximo miércoles se realizará una mesa homenaje en el 150 aniversario de su natalicio y el 80 de su deceso, en la cual se abordará su particular manera de pintar la arquitectura mexicana.

 

 

La cita académica será en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y contará con los investigadores Leonor Cortina y Hugo Arciniega, moderados por Magdalena Zavala, la coordinadora nacional de Artes Visuales del INBA.

 

 

En entrevista, el investigador Hugo Arciniega recordó que desde niño, Gedovius (1867-1937) desarrolló una habilidad extraordinaria para dibujar sus ideas con gran expresividad y rapidez.

 

 

Llegó a la Ciudad de México a los 16 años para estudiar en la Academia de San Carlos, donde fue alumno de Salomé Pina y Rafael Flores, y al cumplir 20 fue enviado a Alemania donde aprendió a dibujar al carbón y reanudó sus clases de pintura.

 

 

Antes de volver a México, pintó su famoso “Autorretrato” en el que viste de caballero flamenco, y que le valió una medalla de oro en la Academia Real de Múnich. Poco tiempo después de volver de su fructífera estancia en Europa, en México fue nombrado profesor de claroscuro en la Academia de San Carlos.

 

 

A lo largo de su carrera participó en algunas de las exposiciones más importantes del país y formó parte del cuerpo magisterial, dejando discípulos como Ángel Zárraga, Diego Rivera, Alberto Garduño y María Izquierdo.

 

 

“Lo que abordaré en la mesa redonda es la pintura que hizo Gedovius a su regreso a México, durante el Porfiriato, y en la que representa a la arquitectura de nuestro país. A él le toca un momento en que nuestra ciudad se está modernizando y se empiezan a demoler muchos edificios virreinales por lo que hace pinturas que muestran el interior de las sacristías, jardines o haciendas”, comentó.

 

 

Una de las vetas de la pintura de Germán Gedovius en la que hay que reflexionar, opinó, es la de su pintura sobre arquitectura colonial que realizó de 1898 a 1909.

 

 

Recordó que aunque hay muy poca biografía de él, se le conoce como un romántico tardío, que se interesaban mucho por la arquitectura religiosa y sobre todo la abandonada y en ruinas, como los conventos jesuitas.

 

 

Germán Gedovius se suma a una serie de personajes que estaban haciendo como un recuento del patrimonio nacional, agregó.

 

 

“En su pintura sobre arquitectura tiene una serie de cuadros que hay que mirar con mayor detenimiento, inclusive buscar algunos de ellos y ver como este trabajo sirvió para la conservación y se volvió parte de una línea muy concreta que se puso en boga en la década de los años 20: la arquitectura colonial”.