Como un remanso de paz dentro de la locura citadina se levanta el Huerto Tlatelolco, abierto al público en un terreno de mil 650 metros donde antes del sismo de 1985 se encontraba la Torre Oaxaca, y que hoy se conoce como “La Huella del Oaxaca”.

 

Hinojos, coles, lechugas, tomates cherry, capuchinas, tomillo, albahaca, arúgula, zanahoria, acelgas, plátanos, mandarina china y árnica, entre 90 variedades, conforman ese pequeño Jardín del Edén donde la vista, el olfato y el gusto se conjugan para disfrutarlo.

 

Acompañados por Gabriela Vargas, directora y fundadora de Cultiva Ciudad, organización que lleva a cabo el proyecto de Huerto Tlatelolco, entre otros, y guiados por los chefs Alfredo Chávez, de Raíz, y Pablo Sánchez, de El Secreto, un grupo de representantes de medios de comunicación conoció el lugar.

 

Con un clima como el que hay en la Ciudad de México es posible cultivar prácticamente todo el año, dijo Vargas, y añadió que en el lugar existen hortalizas, frutas, hierbas y plantas comestibles, además de árboles maderables y frutales. Buscamos, asentó, un buen diseño que requiera poco cuidado.

 

Ubicado en Paseo de la Reforma esquina con el eje 2 Norte, es un lugar que se mantiene en conjunto con la delegación Cuauhtémoc.

 

El proyecto inició en 2012 y se ha ido desarrollando con un pequeño equipo, apenas unas cuatro personas, asistidas por las manos del voluntariado.

 

El voluntariado incluye a los vecinos, estudiantes de la UNAM o la UAM o el IPN, así como organizaciones interesadas en el tema.

 

Uno de los proyectos que se han desarrollado para su mantenimiento, explicó Vargas, es “Come de tu cuenca”, que busca generar un movimiento de consumo local entre chefs, productores orgánicos y consumidores que buscan comer de otra manera.

 

La directora de Cultiva Ciudad anunció que el próximo 15 de octubre habrá un ensamble de chefs de siete reconocidos restaurantes, que ofrecerán un menú de ocho tiempos.

 

El costo de recuperación será de 600 pesos y apoyará el inicio de la construcción del salón-cocina, mediante el cual se continuará el proyecto educativo de cultivo de alimentos y cocina sana.

 

El huerto es además un mercado vivo, porque su cosecha se venda. “Aquí compran los vecinos y los chefs se reconocidos restaurantes”.

 

Comentó que “cada vez existen más huertos en la ciudad. Es un movimiento mundial, que está tomando mucha fuerza y que en la capital, por el clima, tiene mucho potencial”.

 

Si una persona cuenta con un espacio donde haya por lo menos cinco horas de sol, puede empezar a cultivar, aunque sea una maceta con algunas hierbas para tés, lechugas, rábanos o algo para la ensalada.

 

Marisol Romero, directora del Huerto, mencionó que el lugar tiene diversas actividades, entre ellas talleres en los que se enseña agricultura básica para que la gente pueda sembrar en su casa, y voluntariado, que es una manera práctica de aprender.

 

La gente aprende haciendo y nos ayuda a mantener el huerto vivo, dijo. Las actividades de mantenimiento del huerto incluyen recolección de semillas, cuidado de plantas, invernadero, germinación y composta.

 

“Es un espacio increíble para venir a aprender agricultura urbana, pero también para venir a disfrutar de la naturaleza en medio de la ciudad.

 

“Nosotros queremos que como un espacio público la gente nos visite. Si no le gusta venir a trabajar que venga a comprar y si no quiere comprar que venga a descansar”.

 

El horario del huerto es de martes a viernes de 9:00 a 17:00 horas y los sábados de las 10:00 a las 14:00 horas.