En mis primeros días de gestión al frente de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, al conversar con los elementos policíacos y recibir distintas peticiones, una de ellas me llamó más la atención por lo que de fondo representaba. Uno de los elementos me dijo: “Jefe, por favor, denos nuestras verdaderas placas de metal y no las placas que vienen pegadas al uniforme”. Le pregunté que si operativamente no era mejor no tener la placa de metal, a lo que me respondió “no Jefe esas son placas de trapo”. Al reflexionar sobre el comentario, pude percatarme del sentir de un miembro de la policía que se sentía mal por lo que le representaba esa placa de metal versus una de tela, entendí que había una moral interior y un sentimiento devaluado de los elementos de la corporación, ante la visión ciudadana, los cuestionamientos sociales, ante el interior de su estructura. Es por ello, que de la misma forma entendí que teníamos que trabajar en resarcir la moral y el ánimo de los elementos policíacos que conforman la corporación, el reto no era menor, se trataba de devolver el orgullo institucional y la estima social…El reto era ser mejores.

 

 

Para ello usamos dos herramientas fundamentales: la capacitación y la tecnología, es decir teníamos que renovar los aspectos formacionales y los táctico operativos, para mejorar teníamos que ser más modernos, más honestos, con mayor legalidad, más capaces y más eficaces para entregar resultados a la ciudadanía en la batalla diaria de contender a la delincuencia, por eso capacitamos a los elementos en cursos de todo tipo: 10,531 policías fueron capacitados en los protocolos de actuación policial; 1,111 en control de multitudes; 10,767 en competencias y habilidades básicas, que comprenden acondicionamiento físico, defensa personal, detención y conducción de indiciados, operación de equipo de radio comunicación, armamento, tiro policial y conducción de vehículos oficiales; 69,478 policías capacitados en materia de Sistema de Justicia Penal y 63,727 en derechos humanos. Asimismo, para contar con una policía acreditada y legal, se realizaron 192,122 evaluaciones de permanencia, las cuales se integran por las evaluaciones toxicológicas, médicas, psicológicas, de entorno socio económico y poligráficas.

 

 

Concatenado a los esfuerzos de optimización del desarrollo del elemento humano, teníamos el reto de vincularlo a la tecnología, existiendo más de 20,000 cámaras en la ciudad que se vincularon con la operatividad del elemento en calle, es decir las cámaras y los elementos debían ser indivisibles en el actuar. Asimismo, se creó un Procedimiento Sistemático de Operación de Reacción Inmediata para la Atención de Delitos de Alto Impacto (PRIDA), un Protocolo de Actuación Policial, se mejoró el puesto de mando, el correcto uso de la frecuencia radial, se incrementaron las supervisiones en las áreas de asuntos internos, se implementaron cámaras en el interior de los vehículos patrulla, se están instalando las cámaras en los chalecos como prueba del correcto actuar del policía capacitado y operando correctamente, se crearon 76 estaciones de policía para estar más cerca de la gente y estratégicamente ubicados en sitios en donde se cometen eventos delictivos, y por último como corolario se adquirieron chips para armas y placas, las armas podrán ser geolocalizadas al igual que la nuevas placas de metal que contienen bancos de datos de los elementos, además de su número, su archivo y datos de su ficha técnica.

 

 

A lo largo de aproximadamente dos años y medio hemos logrado una policía más eficaz, más moderna y con mejores resultados de eficiencia tales como la detención de 7,414 por delitos de alto impacto y 32,440 por delitos de bajo impacto. Estos son resultados de que la Secretaría cuenta con una policía capaz, con historia, con mando único y con la solidez de los más de 89,000 elementos policíacos, que hoy en su espíritu prevalece el ánimo de vocación de servicio, legalidad, preservación del orden y la paz pública, con eso y para eso somos una policía mejor, una policía que trabaja en defensa de la sociedad, la cual no debe sentirse menospreciada por la sociedad. No más ánimos de placa de trapo, el orgullo lo da el ser parte de la institución, ser valorados, ser más fuertes, capaces y modernos, ser mejores por su actuar y resultados, del honor de ser parte de la Secretaría, de ser policía de la Ciudad de México.