Quien seguramente irá al polo opuesto, en las próximas semanas, será Javier Duarte de Ochoa, todavía mandamás de Veracruz.

 

Es decir, de la libertad para hacer lo que le viniera en gana, perderá ésta. De tener el poder para que le publicaran y le reprodujeran sus absurdas declaraciones, perderá la fuerza para obligar a los medios –que compró por muchos años– para que lo defiendan tras las rejas.

 

De utilizar las chequeras a su antojo, no habrá dinero que lo rescate de las acusaciones primero, y de las sentencias después. De tener al PRI como vehículo de acceso al reinado, el mismo partido tricolor le dará la espalda y será su peor verdugo.

 

De tener decenas de achichincles, cómplices pues, se le voltearán sus dizque amigos que abrirán la boca para hundirlo más. De recibir aplausos por doquier, de focas a sueldo, si intenta visitar un restaurante o un cine será abucheado, y hasta corrido. De bravucón se convertirá en suplicante de clemencia.

 

Algo así le pasará al otro Duarte, el de Chihuahua. ¿Pero qué hay de los otros gobernadores que perdieron las elecciones?

 

Nos ocuparemos en esta columna de Jorge Herrera Caldera, que perdió las elecciones en Durango. Si bien no trae pleito grave y público con José Rosas Aispuro, el gobernador electo, todo indica que le auditará su manejo financiero.

 

¿Cómo le hará para comprobar los tejes y manejes de su primo, concuño y socio Rafael Herrera Piedra, y su complicidad con los medios de la entidad?

 

¿Le perdonarán en la casona de Chapultepec, en Los Pinos pues,  que entregó la entidad al PAN y su pelea con el senador Ismael Hernández Deras?

¿Lo defenderán en el centro del país, en caso de que el nuevo gobierno lo acuse de malversación de fondos, o lo dejarán solo como a su homólogo Javier Duarte?

 

Presume Herrera que posee la entidad que todavía gobierna, solidez y estabilidad financiera, y que ha manejado de manera responsable y disciplinada los recursos públicos. ¿Usted le cree? Muchos funcionarios federales, cercanos al primer círculo presidencial, tampoco.

 

Aunque en las grandes cadenas de radio, donde invirtió centenas de millones de pesos se hable bien de Herrera, no se sorprenda si don Jorge es acusado, junto con Rafael Herrera Piedra.

 

Jalisco.- Jesús Alfredo Guzmán, hijo del Chapo y de María Alejandra Salazar, de 29 años, se encuentra entre los seis levantados durante la madrugada del lunes en un restaurante de Puerto Vallarta. Desde 2012, tanto Iván como Jesús Alfredo fueron designados como operadores de su padre por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Vale la pena destacar que operó rápido y bien la Fiscalía de la entidad, encabezada por Eduardo Almaguer. El gobernador Aristóteles Sandoval tiene con él un buen aliado. Quien no supo absolutamente nada, y sigue nadando de “muertito”, es el alcalde Arturo Dávalos Peña.