En el actual contexto de volatilidad internacional, el elevado intercambio de pesos mexicanos a nivel internacional sin restricciones en cuanto a monto ni tampoco en horarios -pues se realizan transacciones las 24 horas, durante los días hábiles- juega en contra de la divisa nacional.

 

“Pocas monedas, sobre todo de economías emergentes pueden encontrarse a cualquier hora”, explicó James Salazar, analista de CI Banco.

 

La disponibilidad de la divisa mexicana para realizar transacciones alrededor del mundo durante toda la jornada es parte de las medidas adoptadas por las autoridades, incluido el Banco de México, para propiciar el desarrollo del mercado cambiario del peso.

 

Sin embargo, este es un comportamiento atípico, especialmente entre monedas de países emergentes, pues además de México, sólo la lira turca y el ran sudafricano tienen este nivel de accesibilidad.

 

Salazar señaló que la liquidez y solidez de la moneda mexicana, en un entorno de volatilidad internacional, genera un interés mayor entre los inversionistas, pero esta preferencia apuntala las complicaciones para el peso.

 

“Lo que estamos viendo es que el peso mexicano es una de las monedas que más se comercializa en términos financieros, entonces cuando hay episodios de volatilidad, como los que tenemos ahorita sobre el próximo paso de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el hecho de que sea una moneda muy utilizada por los inversionistas, provoca que esté sujeta a mucho más vaivenes comparada con otras, por eso es de las que ha demostrado más volatilidad en el último año”, afirmó Salazar.

 

Para Eduardo Fernández, ex presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), una parte de la acelerada depreciación del peso obedece a un “uso excesivo y por ende abusivo” del peso en los mercados de futuros y derivados aprovechando la amplia liquidez de la moneda. En este sentido, plantea la necesidad de reflexionar sobre el rol del banco central en este caso, pues apunta que restricciones a los volúmenes de operaciones de “venta en corto” del peso, como ocurre con las monedas de países emergentes beneficiarían al tipo de cambio.

 

“El costo de este tipo de transacciones de ventas en corto y los horarios de las mismas deben ser motivo de una profunda revisión”, señala.

 

Iván Martínez Urquijo, economista Senior de BBVA Bancomer, consideró el uso de la moneda mexicana tiene consecuencias en el flujo cambiario de la divisa nacional, pues se utiliza como escudo para evitar pérdidas en las inversiones de diversos empresarios a nivel internacional.

 

“El hecho de que el peso sea una moneda líquida y tenga un mercado profundo, sin duda ha generado incentivos para que los inversionistas hagan de éste una especie de activo para cubrirse de movimientos adversos en los mercados. Eso viene con el hecho de que sea una moneda con alta liquidez. La primera entre las monedas emergentes”, a lo que se debe sumar la especulación sobre el alza de las tasas de interés de la Fed, mencionó.

 

De acuerdo con el Banco Internacional de Pagos, en 2013 se realizaron transacciones en pesos por un monto de 135 mil millones de dólares diarios en el contexto internacional, dato que ubica a la moneda mexicana en el octavo lugar entre las divisas más comercializadas, sólo detrás de las siete economías más grandes del mundo.

 

Además, el resultado de 2013, representó un avance de 270% con respecto a la encuesta anterior, realizada en 2010 que ubicó las transacciones en un monto estimado de 50 mil millones de dólares diarios.