Es importante tener al menos un precandidato para Presidente de la República por parte del PRI para 2018 con un perfil más de administrador. El doctor José Antonio Meade tiene bases sólidas para enfrentar retos muy importantes durante el período 2018-2024 con mucha experiencia en materia jurídica y económica.

 

El haber trabajado en varias secretarías, sin duda, le da una ventaja importante porque sabe muy bien las fortalezas y las debilidades que México tiene en el desarrollo económico, social y hacia el exterior. Sabe muy bien cómo se ve México ante el mundo, pero también cómo ven a México.

 

Como lo comentamos en la columna anterior, existen propuestas sobre política económica, política social, en seguridad y anticorrupción por parte de otros partidos que no dejan de ser buenas intenciones, pero que hasta ahora no tienen el sustento para generar beneficios reales dentro de un marco de estabilidad económica.

 

En caso de que se llegue a oficializar en febrero de 2018 la candidatura por parte del PRI a José Antonio Meade, es claro que tendrá retos muy importantes:

-Trabajar contra la inseguridad, que día a día se incrementa a lo largo y ancho del país.

 

-Lograr abatir la corrupción en todos los niveles de gobierno y generar un freno en el incentivo por parte de la iniciativa privada.

 

-Consolidación de las reformas estructurales.

 

-Seguir de cerca el desarrollo de la renegociación del TLCAN.

 

-Lograr plenamente la consolidación fiscal que ayude a fortalecer la solvencia de la calificación crediticia y evitar así grandes volatilidades en el tipo de cambio, la inflación y las tasas de interés, entre otras cosas.

 

-Darle viabilidad de largo plazo al Sistema de Pensiones para asegurar el ingreso y estabilidad de los jubilados y pensionados.

 

-Respetar la autonomía del Banxico a fin de dar certidumbre como hasta ahora lo hizo Agustín Carstens.

 

-Buscar acelerar una actividad internacional más abierta en materia comercial ante los riesgos que implica el TLCAN.

 

-Seguir de cerca el desempeño de la economía de Estados Unidos. Hoy crece a ritmos anuales entre 2.0 y 2.5% con una inflación en objetivos de la FED y pleno empleo. En este punto, la aprobación de la reforma fiscal podría tener consecuencias para México. La reducción de impuestos corporativos y la repatriación de capitales podrían generar movimientos de flujos de corto y mediano plazo.

 

En el caso de que la reforma fiscal en Estados Unidos tenga dichos efectos, no hay duda de que México deberá realizar adecuaciones fiscales importantes para contrarrestar la salida de empresas e inversiones a través de implementar nuevos impuestos y muy probablemente se tenga que trabajar en los de alimentos y medicinas.

 

La economía de Estados Unidos se encuentra en “pleno crecimiento”. Desde la crisis hipotecaria 2008-2009, la economía mantiene una dinámica importante apoyada por una política monetaria flexible. Aumenta el riesgo de una desaceleración y/o contracción económica durante el próximo sexenio.

 

Hoy, la normalización de la política monetaria por parte de la FED es gradual. Muy probablemente seguirán con un proceso de alza de tasas de interés en 2018. Por ello, deberá mantener una comunicación abierta y objetiva con el BANXICO a fin de dar certidumbre y confianza a inversionistas nacionales y extranjeros que confían en México, en su gente, en su economía, en sus mercados.