¿Cómo se logra cambiar la historia de forma dramática? ¿Cómo rescatar de la desgracia a equipos que han puesto cualquier cantidad de millones de dólares para salir de la sombra? ¿Cómo carambas se logra tanta popularidad sin ser un encantador de serpientes?

 

Habría que preguntarle al cerebro que está detrás de todo esto.

 

Un ejecutivo del beisbol de apenas 43 años de edad, que literalmente ha cambiado el juego y ha sido capaz de darle otra perspectiva a la visión ejecutiva del Rey de los Deportes.

 

Nacido en Brookline, Massachusetts, Theo Epstein manifestó siempre su deseo de trabajar para la organización de Medias Rojas de Boston.

 

Su camino inició con los Orioles de Baltimore, equipo con el que colaboró durante tres veranos. Posteriormente se incorporó a los Padres de San Diego como asistente de relaciones públicas, y con el paso de los años cumplió su sueño al ser contratado por Boston, pero no solamente fue eso, sino que hizo historia al ser nombrado el gerente general más joven de la historia en Grandes Ligas, lo que muchos calificaron como un auténtico disparate.

 

Comenzó con el armado del equipo, para lo cual en el beisbol no sólo se requiere dinero, sino gran visión y manejo de negociaciones, de tal forma llegó gente fundamental que tiempo después lograría una de las hazañas más grandes del deporte en Estados Unidos al eliminar a los Yankees de Nueva York con una remontada nunca antes vista y, consecuentemente, conseguir lo que la poderosa, pero perdedora franquicia de Medias Rojas de Boston habían visto pasar de lejos: un título de Serie Mundial que, a su vez, puso fin a “la maldición del Bambino”, iniciada en 1920, cuando Babe Ruth fue vendido a Yankees de Nueva York por poco más de 100 mil dólares, en una de las peores transferencias de las que se tenga memoria. Fueron 86 años de maldición los que aniquiló Theo Epstein.

 

Años más tarde asumió la presidencia de Operaciones de Beisbol con los Cachorros de Chicago, equipo que cargaba hasta el miércoles con la famosa “Maldición de la Cabra”.

 

Era el año de 1945 cuando William Sianis, grandísimo fanático de los Cachorros, se acercó a las puertas de Wrigley Field con su peculiar mascota: una cabra de nombre Murphy. El ingreso no le fue permitido y vino entonces la maldición: “Los Cubs no volverán a ganar un campeonato”.

 

Los Cachorros disputaban ese día uno de los juegos de la Serie Mundial, misma que perdieron ante los Tigres.

 

El cuento se resume rápido: tuvieron que pasar 108 años para que el equipo más querido de Chicago volviera a ganar un título de Serie Mundial. Y ése fue hace dos días en uno de los mejores juegos de beisbol que he visto.

 

Y recordaremos a Curt Schilling, David Ortiz o Pedro Martínez con Boston. John Lester, Kris Bryant o Jake Arrieta con los Cachorros, pero que nadie nos permita olvidar, aunque sea un solo momento, al nuevo Señor de los Anillos, al “disparate” de 28. A un hombre de 43 años que aniquiló 194 años de maldición.