Netflix ha estado en el ojo del huracán en las últimas semanas, sobre todo desde que la empresa anunció la cancelación de dos proyectos propios que apuntaban para mucho más: The Get Down y Sense 8, así como de la serie Girlboss, que sólo duró una temporada. Pero por otro lado, sigue produciendo cosas de altísima calidad que son capaces de mantener al espectador haciendo binge watching durante todo un fin de semana.

GLOW

 

Uno de los puntos fuertes de Netflix ha sido, además, producir proyectos que presentan a mujeres fuertes, determinadas y que salen de lo común, quizá en respuesta al ambiente político que se vive en Estados Unidos con un misógino como Donald Trump en la presidencia, o simplemente porque la época actual demanda, exige, que la mujer sea retratada de diversas maneras, creíbles, en los diferentes medios de comunicación.

 

Así, Netflix ha lanzado series como la fastuosa e interesantísima The Crown, el thriller de ciencia ficción The OA, la comedia musical Crazy Ex Girlfriend, la superheroína Jessica Jones, la divertida Unbreakable Kimmy Schmidt, el humor ácido de Chelsea, la dramamedia de Grace and Frankie o la exitosísima Orange is the New Black. A las anteriores se suma la imperdible Glow, que al igual que Stranger Things, representa un perfecto homenaje a la década de los años 80 y que, además, está basada en una historia real.

 

Pero, ¿qué diablos es Glow y por qué ha estado en boca de medio mundo desde su lanzamiento hace una semana? La serie está basada en el programa G.L.O.W. (Gorgeous Ladies of Wrestling), que tuvo un sonado éxito en Estados Unidos durante la segunda mitad de la citada década y que muestra, básicamente, las peripecias por las que atraviesa un grupo de mujeres para hacer un programa de lucha libre femenina.

 

 

En Glow (la de Netflix), existen tres personajes principales: Ruth Wilder (Alison Brie), una actriz con muy poca suerte en la vida y el amor que, desesperada, busca lo que sea con tal de poder hacer realidad su sueño en Los Ángeles; la all american girl Debbie Eagan (Betty Gilpin), también actriz, cuyo esposo le pone el cuerno con Ruth; y Sam Sylvia (Marc Maron), un cineasta de poca monta que ha realizado puras películas de bajo presupuesto y que tiene la idea de poner en la TV a las chicas peleando arriba de un ring.

 

Gracias a que Jenji Kohan es la productora, la serie tiene en su ADN el estilo de Orange is the New Black: un grupo de mujeres inadaptadas, con sus historias muy personales, en busca de mostrar su valor como personas… pero en un estilo mucho más divertido. Si bien al igual que OITNB existen muchos otros personajes que tienen un impacto importante en la trama, son las historias de los tres mencionados los que conforman el alma y corazón de Glow, gracias a las creadoras de la misma, Liz Flahive (Nurse Jackie, Homeland) y Carly Mensch (OITNB, Nurse Jackie, Weeds).

 

GLOW

 

Glow cuenta con los elementos necesarios para cautivar al espectador: un diseño de producción que recrea la época (1985) de forma espectacular, una fina dirección (uno de los capítulos está a cargo de Phil Abraham, uno de los responsables del éxito de Mad Men) y una banda sonora memorable (con temas ochenteros como The Warrior, de Scandal; Life in a Northern Town, de The Dream Academy; Things can only get better, de Howard Jones; Rock you like a hurricane, de Scorpions; o Invincible, de Pat Benatar) que enmarca a la perfección los momentos emocionales por los que atraviesan los personajes.

 

Pero las verdaderas estrellas son, sin duda, sus tres protagonistas principales. La casi irreconocible Alison Brie demuestra su vis cómica y talento en un personaje completamente alejado del glamour de su Trudy Campbell (Mad Men) o su Annie Edison de Community, brillando en varias secuencias que son, desde ahorita, dignas de un premio.

 

Su coestelar, Betty Gilpin, es quizá la sorpresa del año, aunque no se trata de ninguna novata. Su participación en American Gods ha sido aclamada, pero lo que logra con su Debbie Eagan en Glow es más que destacado, logrando pasar del drama a la comedia con una facilidad increíble (al igual que Brie, con quien conforma una dupla sensacional). Y lo mismo va para Maron, quien con su gran experiencia en el género es perfecto como el inestable, irritable y desmedido Sylvia.

 

Glow no es perfecta, y quizá lo que más le duele es su corta duración (30-33 minutos por capítulo), pues sus personajes y lo divertido de su premisa piden a gritos estar más tiempo con ellos en cada uno de sus 10 capítulos, que se van como el agua. Y lo mejor: no es una serie “sólo para mujeres”. Es una serie estelarizada por ellas, pero las motivaciones e historias de sus personajes, el atractivo visual de su recreación de época, su humor y su ritmo son altamente disfrutables por el público masculino. Así que si lo que buscan es una serie divertida, bien escrita y que les haga pasar un buen rato, ni lo duden: Glow es la nueva sensación de Netflix que no se pueden perder.

 

https://youtu.be/AZqDO6cTYVY

 

aarl