Frente a las principales ideologías políticas agotadas y a las saturadas impopularidades demoscópicas de los mandatarios, el papa Francisco se presenta a donde vaya como una carta disruptiva de paradigmas.

 

Con el diplomático jesuita toda visita es polisémica. De su ornamento estético surge la interpretación popular, es decir, la sucesión de san Pedro sobre el mundo tangible por real.

 

En el mundo de la realpolitik Francisco representa el vértice por el que pasa la renovada y sorprendente relación diplomática entre Estados Unidos y Cuba.

 

En la naturaleza transmoderna del pop, es decir, el mainstream, Francisco es un personaje deseado por la cultura de la selfie; un personaje que encarna la versión tangible de las redes sociales. “Dale like en Facebook porque él también lo hará”, sería la expresión entre sus adeptos.

 

papa-francisco 67Sabemos que entre la oclocracia concupiscente la empatía de un personaje global ha estado ausente: alguien con un discurso juvenil y comprensible frente a los anatemas de la Iglesia católica proclive al Opus Dei: divorcio y homosexualidad. Es decir, un eje central articulado por cimientos jesuitas (izquierda que no es bravucona con la ciencia, y en cierta medida, tímida frente a los fanatismos).

 

La visita también tiene doble lectura política: el miedo y la rentabilidad. Atendamos a continuación la voz oficial en la persona de Humberto Roque Villanueva, responsable del vínculo entre la Secretaría de Gobernación y las asociaciones religiosas (mejor conocido por ser propietario del copyright de la roqueseñal): “La expresión de temor no existe en el gobierno de la República; existe expectativa en el gobierno, en la sociedad y en los actores políticos y sociales del país” (La Jornada, 11 de febrero). Roque Villanueva sabe que la ruta elegida por Francisco es crítica: San Cristóbal y el defenestrado Samuel Ruiz; Ciudad Juárez y la migración, Ecatepec y pobreza, Morelia y narcotráfico. Parábolas de un mundo mcluhaniano. La tranquilidad de Roque es que Francisco no emitirá “mensajes particulares”. Lo que nos quiere decir es que su confianza la sustenta en la retórica que él espera (o pactó) de Francisco sobre el tema particular de Ayotzinapa.

 

Sobre la rentabilidad de la visita es difícil estimar el Valor Presente Neto de la fe, pero lo que no es complicado es sumar los pesos y centavos que los mercados regular y negro obtendrán al poner en venta sus espacios con vista a Francisco.

 

Otra externalidad es la manipulación de las agendas. Un ejemplo es el pantano que ya ocupa el caso Kate del Castillo. Unas pocas palabras de la Procuraduría General de la República (PGR) revelan que las finanzas de la actriz no están contaminadas por el narcotráfico, o si se prefiere, usted disculpe por las filtraciones que afectan a su valor de marca. Después del linchamiento mediático, se le obsequia a Del Castillo una pomada para la resequedad facial.

 

Interesante la realpolitik del triángulo Obama-Francisco-Castro. Si la muerte de Hugo Chávez fisuró el eje que él mismo extendió en la zona, Francisco le ofreció un manto protector a los hermanos Castro (con educación jesuita). La realidad es que los vértices diplomáticos Cuba-Estados Unidos-Venezuela fueron trastocados por la intervención de Francisco. La crisis de Venezuela hoy, es económica. Las transferencias financieras que Chávez hizo a Cuba se han acabado, y con ellas, se ha producido un aislacionismo peligroso en el país de Maduro.

 

¿Qué le pedirá Francisco a Peña Nieto en materia diplomática? Sabemos que los vértices diplomáticos del triángulo imaginario: Obama-Castro-Peña no se lograron unir. Con Obama con un pie fuera de la Casa Blanca, la petición de Francisco al Presidente mexicano será, probablemente, que incremente su protagonismo en la isla.

 

No olvidemos que hoy mismo Francisco pisará Cuba. Muchos significados, dos visitas.