El problema se incubó en los tiempos en los que europeos y estadunidenses cancelaban las tarjetas American Express de Bachar al Asad y su esposa Asma. Entre gas mostaza y derivados químicos que el ejército sirio esparcía en la atmósfera también siria (guerra civil), Bachar y Asma compraban on line productos de marcas europeas.

 

Refinados ambos, nunca perdieron el estilo. Dos años después, probablemente, la familia Al Asad continua comprando on line con tarjetas de amigos que radican en Londres o París; a vuelta de un Fedex o chárter energético iraní, los muebles, vestidos, trajes y pinturas aterrizan en alguna pista cercana a Damasco. La extensión de la vida cotidiana ayuda a olvidar el presente. De él ya se encargará la coalición estadunidense: atacar al Estado Islámico.

 

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Pero mientras que Asma insistía en introducir los dígitos de su tarjeta, a la vuelta de su casa se articulaba una célula yihadista: Yabat el Nusra. Esta célula tiene el ADN del hoy conocido Estado Islámico. A finales de verano de 2011 Abu Bakr al Baghdadi, líder del EI envió a agentes a Siria para crear Yabat el Nusra.

 

El CEO de los yihadistas, Al Zauahiri apoyó la apertura de la franquicia para luchar en contra de Bachar: “Musulmanes de la Gran Siria, la tierra del ribat (monasterio musulmán), la yihad, la gloria, el arabismo y la Nobleza” (Aaron Y. Zelin en La Vanguardia Dossier, julio/septiembre 2014).

 

Como si se tratara de un nombre de marca tan exitoso como la Coca-Cola o McDonald´s, Al Baghdadi cambió el nombre de su grupo de Estado Islámico de Irak (ISI en inglés) al de Estado Islámico de Irak y Siria (EIIS) en abril de 2013. A Al Zauahiri comenzó a molestarle el protagonismo salvaje que observaba en Al Baghdadi. El Estado Islámico de Irak y Siria tomó distancia de Yabat el Nusra. La ruptura se confirmó el 2 de febrero de 2014, el mando general de Al Qaeda emitió un comunicado renegando del Estado Islámico: “El EIIS no es una rama del grupo Qaeda al Yihad (nombre oficial de Al Qaeda), no tenemos ninguna relación orgánica con él y el grupo no es responsable de sus acciones.

 

En efecto, en el inicio se trató de una manifestación pacífica en contra del gobierno de Bachar al Asad. Poco tiempo después, en el campo de batalla sirio, comenzó a librarse una guerra civil. Ahora, la frontera siria ha volado gracias una batalla sectaria regional con impacto global.

 

Quienes se han encargado de volatilizar el conflicto son los yihadistas sunitas. Primero decidieron irrumpir en el gobierno chiita de Nuri al Maliki: lo reventaron. Los kurdos de Irak amagaron un referéndum al estilo escocés-catalán: sí o no a la independencia. Ya estaban hartos de ver pasar obuses que se lanzaban sunitas y chiitas. Estados Unidos comenzó a preocuparse por el incremento del riesgo en las bases que tiene instaladas en Mosul, pero sobre todo, por las áreas energéticas kurdas.

 

El licenciado Maliki presentó su renuncia gracias a los oficios del licenciado John Kerry, quien después de varios años se percató que el gobierno más teocrático que demócrata detonaba una política de represión en contra de los sunitas. Mientras que el Consejo de Seguridad deliberaba, pausadamente, los yihadistas del Estado Islámico comenzaban a preparar la escenografía de los degollados, pero sobre todo, aprovechaban los resultados exitosos de Yabat el Nusra en materia de reclutamiento de extranjeros. Sí, los extranjeros viajaron a Siria desde hace dos años en una especie de “humanitarismo armado” pero Reino Unido, Francia y Estados Unidos se sorprendieron no hace muchas semanas.

 

La guerra de Siria ha atraído a miles de combatientes extranjeros que ahora combaten en todos los frentes. No hay precedente alguno de la nebulosa bélica que reposa sobre Siria. Son jóvenes procedentes de 80 países reclutados especialmente para matar a Bachar. De acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, mil 500 extranjeros han muerto sobre el campo de batalla sirio.

 

He podido leer fragmentos de los mensajes-virales-promocionales del Ejército Islámico con los que convencen a extranjeros para viajar a Siria a favor del “humanitarismo armado”. En ellos se puede leer una especie de fábula: “El Mesías descenderá del minarete blanco de la Gran Mezquita de Damasco y combatirá a los dayal (los falsos mesías), lo que acelerará el día del juicio de Dios”.

 

Otro tipo de fábulas-electorales se escuchan en voz del gobernador de Texas, Rick Perry. Asegura que los dayal viajarían a Washington, vía Texas, para matar al Mesías original, el licenciado Obama.