LONDRES. El ataque a Charlie Hebdo tuvo como blanco a una de las externalidades positivas de la laicidad, la libertad de prensa. Los ataques del pasado viernes, también en París, fueron dirigidos en contra de la alegría de vivir: futbol, bares y música. Actividades cotidianas donde los franceses permutan amistades, hábitos y sentimientos.

 

El azar de varios centenares de personas que estuvieron en los lugares elegidos por los terroristas fue torturado. Al menos 129 de ellas ya no viven para superar la terrible experiencia.

 

Los ornamentos estéticos de los distritos 10 y 11 parisinos incentivan el consumo de experiencias lúdicas. Ha sido hasta esos lugares a donde ya están llegando las atmósferas de Oriente Medio. Damasco, capital de Francia. París, capital de Siria. Quien insista en el determinismo de los mapamundis no comprende el proceso transcultural o, si se prefiere, el multicultural. Al estilo del calentamiento global, una nube espesa llamada Oriente Medio corre por Europa.

 

Llegaron a Francia los daños colaterales de la guerra civil iraquí; el califato reloaded del año mil, cortando cabezas y tuiteando las imágenes; también se encuentran los viejos generales de Sadam Husein, hoy al servicio del Estado Islámico; llega a Francia la ceguera provocada de Erdogan justo cuando, frente a él, miembros del Estado Islámico masacran a kurdos (y qué decir de las relaciones petroleras entre turcos y el Estado Islámico). Por París se dejan ver las estrategias publiterroristas de Abu Bakr al-Baghdadi, el líder del Estado Islámico. Por ejemplo, dos de ellas: para los criminales que se metieron a la sala de fiestas Bataclan, sus víctimas eran “idólatras” y asistían a una “fiesta de perversidad”. Juicio producto de la estigmatización brutal ya revelada en Bowling for Columbine, en donde Michael Moore entrevista a Marilyn Manson, un cantante disfrazado de “diablo”; ¿Eagles of Death Metal podría ser una especie de Manson grupal?

 

francia_efeCuidado con obsesionarnos (como una consecuencia de la ignorancia y/u odio) con la estigmatización porque ya no estamos en épocas donde la presunción de la idiotez era bien vista. Celebremos a André Glucksmann (falleció unos días antes del viernes 13) a través de su legado. Hijo de resistentes judíos contra el nazismo pensaba que hay que distinguir entre el fundamentalismo islámico y el islam. No caigamos en la tentación del relativismo entre fanatismos religiosos.

 

Sobre la respuesta del gobierno de François Hollande, sólo espero que no redacte un Acta Patriota porque el Acuerdo de Schengen (libre circulación de ciudadanos de la mayoría de los países pertenecientes a la Unión Europea) volaría en 28 pedazos. Cada país de la UE con su frontera a la británica. El jueves 12, Schengen ya corría peligro en manos de los polacos, húngaros y suecos. A partir del viernes, Marine Le Pen salta de alegría políticamente hablando. Su discurso ya tuvo eco en Oriente Medio. Fue bien recibido. A cambio, un paso más de los xenófobos del Frente Nacional a la presidencia de la República francesa. ¿Sarkozy cambiará su apellido? Nicolas Le Pen compitió contra François Hollande y Marine Le Pen hace tres años y perdió. Si el Frente Nacional ganara la presidencia entonces la Unión Europea desaparecería.

 

La noche del viernes, Hollande mencionó que los ataques del Estado Islámico representan actos de guerra. Tiene razón. Francia está en guerra en tres frentes: Mali, República Centroafricana y Siria.

 

Francia se impondrá a la irracionalidad porque tiene instituciones políticas sólidas, y sobre todo, el legado del enciclopedismo.

 

Así, Voltaire podría reírse de las historias que narra Houellebecq y premiar a Emmanuel Carrère por su mural literario, El Reino.

 

La globalización ha empequeñecido de tamaño al planeta, tanto, que Oriente Medio ya está en París.