La sección internacional de los periódicos, así como las noticias internacionales en general, también hacen las veces del pronóstico del tiempo.

 

Las postales vacacionales no sólo son una especie de moldes del deseo, tienen la fuerza de la atemporalidad. Sin embargo hoy, sobre las tumbas de Keops, Kefrén y Micerino (2,500 a.C) se encuentra el régimen dictatorial de Abdelfatah Al-Sisi (septiembre de 2015). El militar que derrocó al único presidente egipcio que ha llegado al poder a través del voto: Mohamed Morsi, de la Hermandad Musulmana.

 

Abdel-Fattah-al-Sisi

 

Morsi y algunos de sus colaboradores se encuentran en prisión esperando la pena de muerte. De poco sirve conocer los motivos del castigo, lo único importante por saber es que el general Al-Sisi sostiene una purga contra los miembros de la Hermandad Musulmana, como si se tratara de una campaña para extinguir cucarachas.

 

De la asombrosa Primavera Árabe sólo queda la Constitución de Túnez. Todo lo demás regresó a su estado autocrático anterior. De Siria a Libia y de Yemen a Egipto, sus ciudadanos escapan de sus respectivos conflictos. No miremos al pasado, la guerra en Siria ha expulsado a 4.5 millones de personas y ha desplazado a 7.5 millones. Los muertos suman 250 mil en cuatro años. A nadie se le ocurre viajar a Palmira porque las noticias sobre la instalación que hace el Estado Islámico de su califato corren muy rápido a través de agencias internacionales y redes sociales. Los efectos del éxodo los vemos en los 350 mil inmigrantes que piden refugio en Europa.

 

Yemen tiene dos capitales (oficial y rebelde), y también ahí se encuentran iraníes atacando a los sunitas; Libia es un estado fallido pero Egipto tiene apoyo occidental.

 

Que la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz, y el presidente Peña no esperen ni lágrimas ni perdón por parte del general Al-Sisi por haber matado a dos mexicanos con sus armas. La etiqueta “efecto colateral” justifica cualquier error. Unas líneas del embajador egipcio y nada más. (Se nos atraviesa el 15 de septiembre, fecha de emociones patrias descontroladas que irán al mismo cauce que las que despierta la tragedia en Egipto.)

 

Que no se nos olvide: lo que para el turco represor Recep Tayyip Erdogan representa el Partido de los Trabajadores de Kurdistán, la Hermandad Musulmana lo es para Al–Sisi; si para Obama el demonio es el sirio Bachar al-Asad, para el general egipcio es Mohamed Morsi. Ojo. Veinticuatro horas antes del ataque aéreo a turistas, Al-Sisi le recordó a Bachar al-Asad que puede estar tranquilo con el éxodo de los suyos a Europa, con las travesuras sangrientas del Estado Islámico y con las balas de los rebeldes pues él lo apoya y nadie lo derrocará, ni Estados Unidos.

 

Dado el elevado nivel de desprecio por la información internacional, las agencias de información tienen un poder sobredimensionado porque su producto sirve como semáforo de riesgo. Todos sabemos las atrocidades que hace el dictador Al-Asad pero son los cibernautas quienes nos informan de los actos viles del golpista Al-Sisi.

 

Existe una propensión por fabricarle un rasgo agradable a Al-Sisi. Si usted teclea en Google “Miley Cyrus Al-Sisi” podrá encontrar una cascada de noticias vinculantes. Una de ellas es de la revista Time en su acostumbrado número del personaje del año. Al-Sisi derrotó a la cantante y experta en marketing, Cyrus, en la materia de popularidad hace algunos años.

 

¡Qué cool! Tanto como aquella foto de la agencia Getty, en agosto de 2006, que reveló a unos jóvenes en Beirut sobre un coche descapotable rojo, en una calle controlada por Hezbolá y destruida.

 

Lo mejor que podrían hacer las agencias de viajes sería suscribirse a la prensa internacional. De algo sirve, aunque sea para conocer la temperatura en las pirámides de Egipto.