Tal parece que Podemos ha lanzado una OPA (Oferta Pública de Adquisición), popularmente conocida como “oferta hostil”, sobre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Sólo así se puede traducir la frase que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, le dedicó a Pedro Sánchez, el que intenta ser presidente del gobierno español por el PSOE: “Que sea presidente (Sánchez) es una sonrisa del destino que me tendrá que agradecer”. En efecto, Iglesias le confesó al rey Felipe VI durante el periodo de consultas que realizó el monarca la semana pasada, que le ofrecerá al PSOE formar gobierno siempre y cuando él, es decir, Pablo Iglesias, se convierta en vicepresidente y que miembros de su partido encabecen las carteras torales de la administración, como son Interior, Exteriores, Economía, Defensa y una nueva: plurinacionalismo. Claro, Pablo Iglesias también desea controlar Televisión Española, o si se prefiere, y utilizando códigos orwellianos: Propaganda y manipulación.

 

Ante lo que parece ser la rendición de Mariano Rajoy para formar gobierno, debido a que sus 123 escaños están muy lejos de la mayoría absoluta (175), Pablo Iglesias utilizó al rey como caja de resonancia óptima para lograr dos objetivos: reventar una alianza seria con el PSOE e iniciar su campaña electoral con miras a unas nuevas elecciones.

 

Podemos se quedó a 300 mil votos del PSOE en las elecciones generales del pasado 20 de diciembre. Un mes después, Pablo Iglesias sabe que el PSOE se encuentra dividido, y más de uno de sus miembros (38% de acuerdo con la encuesta que publicó El País el pasado domingo) pide la cabeza de Sánchez. Iglesias intuye que el líder del PSOE no podrá ser presidente porque se encuentra muy debilitado; no hay peor veneno que el que aplica la propia familia. La encuesta revela algo más: el 73% de los españoles opina que Pedro Sánchez “no está actuando en línea con lo que España necesita ahora”.

 

Podemos y PSOE compiten por el mismo segmento ideológico de la demografía española: izquierda y centro izquierda. Los reflejos mediáticos tradicionales criticaron a Pablo Iglesias por haber usado la antes respetada figura del rey para mofarse del PSOE. En efecto, su OPA es caricaturesca antes que formal desde el ángulo ortodoxo de la política española. Sin embargo, los jóvenes españoles que votaron por Podemos le aplaudieron a Iglesias porque su jugada táctica compromete a Pedro Sánchez con los miembros del PSOE y con los que le votaron. En pocas palabras, Sánchez no podrá aceptar la oferta de Iglesias por un acto de vergüenza propia. Sin embargo, el costo de oportunidad de tal decisión representaría para el líder del PSOE ir hacia el despeñadero. No podrá ser el candidato bajo el escenario de unas nuevas elecciones a celebrarse en abril o mayo.

 

Al parecer el fairplay no aparece en la “nueva” forma de hacer política de Podemos. Pablo Iglesias no esperó a que Mariano Rajoy intentara formar gobierno. El inmovilismo del actual presidente en funciones le dio la oportunidad a Iglesias de colocar una soga al cuello de Sánchez. Puede gustar o no el líder de Podemos, pero de que su OPA representa una victoria en una batalla en contra del PSOE, es innegable.

 

La situación actual de la política española no tiene un referente parecido al que viven cuatro partidos que no cuentan con mayoría absoluta pero que juntos suman el 80% de los votos.

 

El PP midió mal las elecciones: se presentó el 20 de diciembre sosteniendo malas relaciones con los partidos nacionalistas (en particular con los catalanes, quienes se encuentran desafiando al Estado con su ruta hacia la independencia) y compitiendo con dos nuevos partidos: Ciudadanos y Podemos.

 

Paradójicamente, Rajoy pide ayuda a su viejo rival, el PSOE, para gobernar juntos. Ambos, Rajoy y Sánchez no quieren darse cuenta que sus propias figuras y los partidos a los que pertenecen son parte del problema y no de la solución.

 

Por lo pronto, Podemos lanza una oferta hostil para destruir al PSOE.