En la era híper global ha nacido un poder: el Congreso Global.

 

Ejecutivo, legislativo y judicial (nacionales); mediático (internacional); congreso global (supranacional). Veinticinco años atrás los referentes internacionales portaban etiquetas financieras: Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial. El precedente político nacería a propuesta de seis países: Francia, Alemania, Bélgica, Italia, Países Bajos y Luxemburgo. Hoy se conoce como Unión Europea.

 

Después llegaron los revolucionarios tecnológicos: Steve Jobs, Serguéi Brin, Larry Page, Jeff Bezos, Bill Gates, Mark Zuckerberg y Reed Hastings, entre muchos otros.

 

El viejo referente antibélico lo propuso Naciones Unidas a través de su consejo de seguridad: Estados Unidos, Francia, Rusia, China y Gran Bretaña.

 

Así llegamos a la era híper global. Ejemplo:

 

La vulnerabilidad de Nicolás Maduro crece súbitamente desde que Estados Unidos y Cuba anunciaron el fin de la guerra fría en nuestra región. No existe prótesis ideológica que la sustituya.

 

Nicolás Maduro quedó más debilitado en diciembre pasado al perder el control de la Asamblea (Congreso). No existe prótesis de Estado que la sustituya.

 

Maduro se devalúa como el bolívar. Imposible encontrarlo a 6.3 por dólar. El mercado negro lo ubica en 850. La inflación delata el truco: 250% anualizada. Contra la economía no hay prótesis retórica que justifique el mal estado.

 

Maduro ya perdió al petróleo como aliado. Adiós a las maletas repletas de dólares que con solidaridad Chávez envió a Cristina Fernández. No hay sustituto perfecto en los ingresos petroleros para un Estado cuyo 90% de ingresos proviene de la venta de lo que se llamaba oro negro.

 

Nicolás Maduro amaneció el lunes pasado con un nuevo giro de la política exterior mexicana. La secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, recibió al icono internacional venezolano Lilian Tintori, cuya imagen revela la intolerancia y la violación de derechos humanos articulados por Maduro. Oposición y el Senado mexicanos abrieron las puertas a Lilian Tintori. Gobierno de Peña Nieto, PRI, PAN y PRD cohesionados por Tintori. Medios de comunicación mexicanos sirvieron como caja de resonancia de Tintori.

 

El mensaje es claro. Sólo faltó al presidente Peña recibir a Tintori. Tendrá que suceder. Ya lo hicieron Hollande, Rajoy, Santos y Macri.

 

El Senado mexicano invitará muy pronto al presidente de la Asamblea, Henry Ramos Allup. Tintori ha charlado con decenas de congresistas latinoamericanos y europeos. Precisamente, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, la recibió en diciembre de 2014 en Bruselas.

 

El congreso global presiona a Nicolás Maduro pero éste prefiere adentrarse en su laberinto. Pensar en la OEA es pensar en modelos políticos del siglo pasado. Maduro se aferra a la vieja idea antagonista de la OEA. Funcionó a Chávez para procesar tanques ideológicos antiimperialistas: ALBA, en menor medida Celac, y una decena de microtanques con sus aliados: Ortega, Morales, Correa, Kirchner y Rousseff. En el siglo XXI el congreso global tiene más filo que los viejos modelos políticos. Es Cuba la que tendría que convencer a Maduro de la existencia de una nueva realidad. Paradojas de vida. Hace un par de años resultaba imposible pensar en este escenario. Si Castro no lo hace, Maduro continuará arrinconado en su laberinto.

 

A Claudia Ruiz Massieu le hacía falta dar un golpe como el que propinó a Maduro el lunes pasado. Era necesario crearse un rasgo diplomático. Su estreno fue desafortunado. Viajó a Egipto para recibir una bofetada por parte del régimen dictatorial del general Al Sisi con el tema de los turistas mexicanos atacados por fuego militar. El curso sobre la estética del buen vestir también fue criticado en el seno de la cancillería. El tema de (sobre) género molesta a los decanos de la diplomacia. “No es el sexo”, me dice un embajador: “es la cabeza bien amueblada”; en referencia a Diego Gómez Pickering por sus vivas a Zapata y Díaz.