La renuncia de Alexis Tsipras abre una vía para que Grecia abandone la zona euro. A los fracasos de los partidos Nueva Democracia y Pasok, se suma el de Syriza. Queda el neonazi, Amanecer Dorado. Si de él surge un cantamañanas como Tsipras, Europa temblará.

 

Tsipras_AP

El asiento de primer ministro griego queda vacío para que el que llegue, decrete la suspensión de pagos y con ello genere el primer referente de la zona euro en salir de ella. Grecia ya no aguanta una segunda versión de Yorgos Papandreu ni un personaje inconsistente como Alexis Tsipras.

 

El costo de oportunidad para Grecia por haber votado por la izquierda radical, Syriza, supera por mucho a los magros resultados de la dupla Tsipras-Varoufakis. El principal costo de oportunidad lo representa el retiro de dinero que los griegos hicieron entre enero y mayo de 2015, poco más de 45 mil millones de euros.

 

La renuncia de Tsipras no debería de causar sorpresa. La única duda era la fecha. En efecto, Tsipras, antes de renunciar cayó súbitamente el 27 de junio, fecha en la que convocó el referéndum para conocer si la opinión de los griegos sobre la troika era mala o pésima. La mayoría optó por la opción más negativa y el 5 de julio, día del referéndum, Tsipras se fue a dormir en estado catatónico… Y una semana después, en estado de coma político por haberle dicho a la troika que siempre sí aceptaba el tercer rescate.

 

Tsipras tuvo que haber aprendido de Papandreu. En noviembre de 2011, durante el inicio de la erupción (económica) griega se le ocurrió convocar un referéndum y, desde Bruselas, le lanzaron un dardo mortal: a Papandreu le dio tiempo de retirar la convocatoria y después renunció.

 

Pero la curva de aprendizaje compartido suele ser despreciada por los soberbios. Tsipras llegó al poder prometiendo la suspensión de pagos hasta que la economía saliera de terapia intensiva. Cuando Tsipras llegó al poder se percató que el déficit público es leído de manera distinta, siendo gobierno que ocupando la oposición. Tsipras aprendió el concepto de gasto corriente cuando la administración pública se quedó sin efectivo. Cuatro meses después de su victoria se precipitó sobre su retórica resbaladiza. Su confianza pasó a coma político y ayer, su agonía terminó.

 

Entre las lecciones de una renuncia anunciada a gritos quedan las siguientes:

 

  • El modelo de la Unión Europea creado al inicio de la segunda parte del siglo pasado no acepta gobiernos radicales.

 

  • De la visión norte-sur de la Unión Europea se extiende una enorme brecha; mientras que los alemanes tienen terror a las deudas, los griegos firman pagarés pensando que se encuentran en una kermés.

 

  • Wolfgang Schäuble, ministro alemán de Finanzas, diseñó el plan de ruta de salida de Grecia de la zona euro. Merkel se convirtió en una especie de intermediaria para suavizar las negociaciones con Tsipras. Sin embargo, lo sucedido el 6 de julio se convirtió en una señal previsora: el ministro de Finanzas griego, Varoufakis, renunció después de derrochar su activo en un cara a cara con Christine Lagarde, del FMI.

 

  • Con más de 300 mil millones de euros como deuda, Grecia no tiene un portafolio de opciones. El porcentaje de la deuda gubernamental en función del PIB es superior a 175%, es decir, el valor de toda la producción griega no alcanza a pagar la deuda. Sin quitas no hay paraíso.

 

Fe de erratas: Ayer, en este espacio escribí “XVIII” y no “XIX”, como el momento en el que ocurrió la invasión de Estados Unidos a México. Una disculpa por el error.