Vladimir Putin se desplaza sobre el tablero de ajedrez geoestratégico como nadie. La alianza de Rusia con Francia en contra del Estado Islámico margina de facto a su enemigo que en ocasiones le quita el sueño: la OTAN. De ahí que el presidente francés, François Hollande, haya apelado al artículo 42.7 de la Unión Europea, dando por hecho que la OTAN no tendrá cabida en la guerra contra el Estado Islámico: “Si un Estado miembro (de la Unión Europea) es objeto de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros le deberán ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance”.

 

Al mismo tiempo, Rusia se convierte en el tercer vértice estratégico del triángulo cuyos vértices torales son EU y Francia. Hoy, ya nadie podrá decir que lo importante es la salida de Bachar al Asad de la presidencia siria, lo relevante es desarticular al Estado Islámico.

 

Por el lado de Obama, comienzan a contextualizarse dos decisiones estratégicas que ha tomado durante los últimos meses: recular la amenaza que lanzó sobre Bachar al Asad en el escenario de “la línea roja” que consistía en invadir el terreno sirio en caso de que el presidente utilizara armamento químico. Existe documentación que revela las pruebas de su uso, y sin embargo, Obama dijo finalmente que no lo haría. Recibió críticas pero fue inteligente. La de Siria es una guerra intermediaria y en varias dimensiones.

 

Primero: el viejo Al Qaeda de Osama bin Laden y Aymán al Zawahirí no se parece al Estado Islámico de Abu Bakr al Baghdadi por tres motivos, principalmente. Bin Laden no quería que la brecha entre chiitas y sunitas se ampliara. Por el contrario, la cabeza del Estado Islámico, Al Baghdadi, vio en Siria, que es chiita, la oportunidad para meter el dedo en la llaga. La segunda diferencia se refiere a los objetivos geográficos entre ambos líderes. Bin Laden se obsesionó con atacar a Estados Unidos en Nueva York y Washington, mientras que Al Baghdadi desea, primero, levantar batallas en Oriente Medio para que, en una segunda fase, el conflicto se potencie a través de varios continentes. Finalmente, Al Baghdadi ha desarrollado una campaña mediática a través de redes sociales como pocas veces se ha visto. Comprende que la mejor manera de convencer a adolescentes es a través de una fuerte carga emocional. Él, autoproclamado el enviado del Profeta, promete a los jóvenes acercarles su hombro. A Osama bin Laden y mucho menos a Al Zawahirí, no les interesaba manipular a través de los medios. También es cierto que el uso de redes sociales ha crecido en los últimos 10 años.

 

La segunda decisión relevante de Obama fue haber roto el hielo con Irán (chiita). Junto con Rusia, un importante interlocutor con Bachar al Asad. Obama pensó que la única forma para contener los objetivos del Estado Islámico es armar alianzas con los chiitas. Las petrodictaduras sunitas (Arabia Saudita, Catar y Kuwait) han apoyado al Estado Islámico a través de armas y dinero.

 

Hollande se ha precipitado. Para quitarse la presión del Frente Nacional lepenista, pide ayuda a una Europa que no ha logrado asimilar el tema de los refugiados sirios. La Unión Europea no tiene ejército común. Las aportaciones que hará cada país tendrán que pasar por el filtro del realismo. La atmósfera de su decisión pertenece al sector mediático y no al realista. No se requiere reclutar a miles de soldados para luchar contra el Estado Islámico. Primero: la información de inteligencia es la mejor manera de derrotar al terrorismo. Segundo: Hollande debe de obligar a los petrodictadores a que asuman posturas duras en contra de la gente de Al Baghdadi. Tercero: hemos llegado al punto de que la guerra también se gana a través de las redes sociales, un arma toral para Al Baghdadi.