Se trató de un plan de choque keynesiano. Angela Merkel, en silencio. Se trató de un ataque directo al tax ruling (promoción de paraísos fiscales). Jean-Claude Junquer también guardó silencio. Brisbane atestiguó una reunión del G20, más bien G19+ la UE, sui géneris.

 

En Brisbane comprobamos que el G20 ha convertido al G7 en una especie de reunión de cartujos donde las oraciones y el hermetismo sólo benefician a los presentes. El estancamiento del PIB y el crecimiento del desempleo ya no pueden ser tratados entre las murallas de los países más poderosos. El G20 rompe con el minilateralismo por sus equilibrios. México, Brasil y Argentina frente a Estados Unidos, Canadá y Reino Unido.

 

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En efecto, de los 21 puntos del documento final aparece una radiografía clara en la que el FMI (Lagarde) y la OCDE (Gurría) le cierran el paso a las políticas de Angela Merkel y Jean-Claude Junquer.

 

Desde la semana pasada, José Ángel Gurria le envió un mensaje muy claro al nuevo presidente de la Comisión Europea: lo que promoviste durante 20 años en Luxemburgo no te lo vamos a permitir. Para mejor referencia basta mencionar el caso LuxLeaks, destapado no hace mucho por el Center for Public Integrity, en el que más de 300 empresas globales afincaron su domicilio fiscal en Luxemburgo para evitar (eufemismo de fraude) pagar impuestos en los países donde operan sus ventas.

 

Con un leve 2%, empresas como Amazon, Accenture, AIG, Apple, Citigroup, FedEx, Ikea y UBS, entre más de 300, evitan desembolsar entre un 25-35% de impuestos. El único requisito es que ese leve 2% lo depositen a la hacienda luxemburguesa. Su entonces primer ministro, Junquer, feliz. Hoy es el flamante presidente de la Comisión Europea. El mismo enemigo público de David Cameron. El caso LuxLeaks desgastó muy pronto a Junquer. Tuvo que renunciar. No tiene legitimidad para, ahora sí, cambiar de camiseta y promover que las empresas no caigan en la tentación de los paraísos fiscales. Gurría presentó un proyecto para terminar con los privilegios (tax ruling) y todo indica que entrará en vigor en 2015.

 

Angela Merkel cruzó de puntitas el pasillo central donde se llevó a cabo la cumbre en el momento en el que escuchó lo que se puede considerar un plan de choque en contra del desempleo y la anemia en el PIB global. El G20 anunció la creación del Centro Global de Infraestructuras: el objetivo es colocar dos billones de dólares en el mercado global y crear millones de empleos alrededor de la construcción de infraestructuras en todo el mundo con financiamiento privado y público. El resultado, de acuerdo con Christine Lagarde, será un crecimiento promedio de 2.1% sobre las previsiones del FMI en el mediano plazo (2017). El proyecto puede denominarse Keynes contra Merkel.

 

La decisión de crear infraestructuras se armoniza con el plan del Presidente mexicano. No es casual. México sí ha desarrollado un plan de ruta adecuado en la inversión de infraestructuras.

 

No es fácil que en foros como el G20 se tomen decisiones contracíclicas como las que vertebra la canciller Angela Merkel. Y tampoco es menor el impulso de la OCDE en materia fiscal frente al presidente de la Comisión Europea, importante jugador en el G20.

 

Obama continúa cosechando triunfos globales. La derrota de los demócratas en las elecciones intermedias lo dejó cojo, sin embargo, en el exterior, Obama goza de cabal salud. Después de haber firmado acuerdos con Xi Jinping en materia de reducción de gases de carbono (durante el foro APEC), también los amarró en Brisbane en contra de la postura del país anfitrión, Australia, que es uno de los principales contaminadores per cápita del mundo.

 

Sobre el tablero geoestratégico el crecimiento económico a corto plazo puede verse dinamitado por la expansión del Estado Islámico en su intento de formar un califato y en las reacciones bélicas en Ucrania. Ambos temas, junto con las reacciones del ébola, también fueron analizados por el G20.

 

En México pasó desapercibido lo sucedido en Brisbane. Nos despertamos en lunes sin saber que el G20 apostará por un plan de choque keynesiano. Es fácil desubicarse cuando se pierde la brújula. Pero el fenómeno entrópico de la globalización no sólo nos beneficia, también nos puede afectar. ¿Acaso no es importante la decisión que tomó el G20 de cerrar la brecha laboral entre hombres y mujeres a 25% en 2017 con la que 100 millones de mujeres se verán beneficiadas?