De la consulta soberanista que promueve el presidente catalán, Artur Mas, no hay ganadores. Los perdedores son:

 

  • El Partido Popular (PP) cometió el error de recurrir el Estatuto catalán ante el Tribunal Constitucional el 1 de agosto de 2006. Su cuerpo jurídico no azuzaba a la independencia. Las cortes españolas (el Congreso) lo aprobaron gracias al apoyo incondicional del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en particular, del presidente Zapatero. Por un berrinche claramente populista, al entonces partido opositor PP, el preámbulo le pareció inconstitucional, precisamente el único apartado del Estatuto que no era asimilable a la Constitución. En él aparecía la palabra “nación”. Si el PP no lo hubiera recurrido es muy probable que los problemas de hoy no existirían y por ende, el quiebre cultural tampoco hubiera ocurrido.

 

  • El presidente Artur Mas quedó sorprendido por lo ocurrido el 11 de septiembre de hace dos años. En la celebración del día nacional de Cataluña participaron más de un millón de personas, precisamente, enojadas por la decisión que tomó el PP al recurrir el Estatuto. La lectura que realizó Mas sobre la multitudinaria respuesta de la sociedad, fue riesgosa: adelantó elecciones apostando por la mayoría absoluta, en el Congreso, de su partido Convergencia i Unió (CiU, una alianza entre las dos formaciones). Hoy nos damos cuenta que Artur Mas, para gobernar, necesita los votos del partido independentista, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC); ideológicamente la coalición de facto es antinatural aunque pragmática si consideramos que el principal tema de la actual legislación no es la economía, es la consulta soberanista. Convergencia, ahora, se encuentra más cerca de ERC que de Unió Democrática, tanto, que su líder por muchos años, Josep Antoni Duran, dejó la dirección del partido porque no está de acuerdo con la consulta que impulsa Mas.

 

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  • El presidente Rajoy no es un hacedor de política autonómica. No es capaz de hacer guiños a los catalanes porque su cultura etnocentrista se lo impide. Su derrota en Cataluña se origina por la percepción que de él tiene una amplia mayoría de catalanes: a Rajoy no lo sienten como su presidente. En la realpolitik, el PP ocupa el quinto lugar en Cataluña. Si el Tribunal declara inconstitucional a la consulta y ésta no se celebra a pesar de que ERC intenta convencer a Mas para que desobedezca la resolución, la poca popularidad de Rajoy en Cataluña dejará de existir.

 

  • ERC también pierde. Su presidente, Oriol Junqueras, apuesta por responder a Rajoy y al Tribunal a través de una desobediencia civil pacífica. ¿A quién nos recuerda? Al mexicano Andrés Manuel López. El ex candidato del Partido de la Revolución Democrática degradó su propia credibilidad a través de su idea locuaz: cerrar la avenida Reforma bajo el lema de desobediencia civil pacífica. Junqueras sabe que sin consenso la fisura de una nación encuentra solución sólo a través de la violencia.

 

  • La cohabitación de diversos componentes culturales catalán y español se ha desgastado. Por ejemplo, la prensa de Madrid, en particular los periódicos ABC, La Razón y algunos editorialistas de El Mundo han utilizado la pluma para agredir a Artur Mas, y muy pocas veces, para matizar sobre los inconvenientes que generaría una eventual independencia de Cataluña. Barcelona no es la excepción, el periódico de referencia, La Vanguardia, tampoco ha realizado reportajes sobre el día después. ¿Cómo operará el gobierno catalán sin permanecer en la Unión Europea, y por ende, sin el euro?

 

  • Jordi Pujol fue alguien más que un político catalán; referente ideológico-nacionalista cuya traducción semántica es: héroe nacionalista.

 

Gobernó durante 23 años a Cataluña obteniendo múltiples beneficios para la autonomía. Pujol le dio estabilidad al segundo gobierno de Aznar y antes negoció con Felipe González importantes acuerdos. Pero Jordi Pujol forma parte de la historia. Vive pero es un cadáver político. Desde que reveló su perfil de defraudador fiscal el ánimo de la sociedad politizada está por los suelos. Las revelaciones las hizo en el peor momento, y sí influirá en las circunstancias de la consulta; Pujol se inmoló para intentar salvar a sus hijos, en particular, al primogénito, Jordi Pujol Ferrusola, operador económico del clan cuyos integrantes cobraban comisiones a cambio de adjudicación de obras.

 

Bajo un escenario que se construye a partir de múltiples derrotas no hay ganadores. El caso tendría que pasar a manos de los estudiantes que desean realizar su tesis sobre los peligros que acechan a la democracia.

 

Próxima entrega: Escocia no quiere saber nada de Londres.