Si la realidad no da para cubrir las expectativas de la sociedad, entonces hay que reinventarla o, si se prefiere, no hay nada más placentero que azuzar a la sociedad con una intensa publicidad de anatemas políticos. Que se hable de lo que muchos no quieren hablar. Tenemos, por ejemplo, a un conglomerado de políticos griegos del partido del actual gobierno, Siryza. Piden, para vengarse del yugo de Merkel, que Alemania indemnice los atropellos de los nazis en la tierra del Partenón.

 

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Otro ejemplo nos lo acaba de dar el presidente de un Parlamento. Un grupo de chechenos amenaza con entregar armamento a héroes mexicanos que estarían dispuestos a recuperar las postales veraniegas de California y el petróleo texano que un mal día entregó Santa Anna a Estados Unidos. Al parecer, la anexión de Crimea sería el inicio de una tendencia con la que la historia se rebobine para transformar los mapas. África para los europeos y Oriente Próximo para los británicos. América, diría Nicolás Maduro, para el país que vio nacer a Felipe González, su pandemónium del momento.

 

“El suministro de armamento a Ucrania (por parte de Estados Unidos) lo tomaríamos como una señal para adoptar las medidas adecuadas” (EFE, 26 de marzo), señaló el presidente del Parlamento chechén, Dukuvaja Abdurajmánov, al comentar la reciente resolución del Congreso de Estados Unidos que instó al presidente Obama a enviar armas letales al gobierno de Kiev para luchar contra los insurgentes prorrusos.

 

De acuerdo con la agencia EFE, la intención de Abdurajmánov sería entregar “el suministro de armas modernas a México para resolver el estatus legal de los territorios anexionados por Estados Unidos, donde actualmente se encuentran los estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, Colorado y parte de Wyoming”.

 

Rusia desacreditó la declaración de Abdurajmánov. No se sabe si por estar fuera de contexto temporal o porque la situación en Ucrania no está para bromas. Lo que es cierto es que la noticia será interpretada con toda seriedad por la izquierda del siglo pasado, y como sabemos, a pesar de ser zombi, aún anda conectada al erario público para poder sobrevivir.

 

Otro ejemplo sería lo que ayer emitió la señal estadunidense de CNN. Recoge el testimonio de un freak tunecino de Star Wars, la película que transportó a millones de jóvenes a la estratósfera para evitar el aburrimiento terrícola, para lanzar un mensaje al mundo también de los freaks: el Estado Islámico tiene en la mira los escenarios donde se filmó la película. Si llegaron al Museo del Bardo (en Túnez) por qué razón no llegarían a la atmósfera de Star Wars; si videograbaron los destrozos de figuras milenarias en el museo de Mosul por qué razón no acabarían con las huellas de Luke Skywalker.

 

Túnez fue golpeado por el terrorismo islámico la semana pasada quedando sin vida 21 personas, en su mayoría turistas. El reportaje de CNN supera la barrera de la estupidez. Y lo es no sólo por el cuento forzado sino por los vínculos serios que acaban en drama: los terroristas estarían utilizando los escenarios de Star Wars para cruzar a Libia, un país deshecho, es decir, un Estado fallido.

 

La agencia AP revela que CNN sugiere que los escenarios “eran vulnerables tras los arrestos y descubrimientos de armas escondidas cerca del pueblo de Tatouine”, el mismo que le dio nombre al planeta de Skywalker, Tatooine. (Agencia AP, 26 de marzo).

 

Mohammed Sayem, quien trabaja en el área gubernamental de turismo dijo que la información de CNN es “falsa y sin bases”. Para respaldar lo dicho, un coronel, Mokhtar Hammami, de la Guardia Nacional tunecina dijo a Associated Press que “tiene a 1,500 soldados, incluyendo fuerzas especiales, unidades caninas y expertos en control de bombas bajo su comando, patrullando la zona”.

 

Lo que no dijo AP es que CNN tiene lo que parece ser una unidad móvil de Hollywood operando la zona.