Para los siempre honorables lectores de este diario, la columna les resonará como respuesta a una opinión escrita esta misma semana por mi amigo y periodista, Hiroshi Takahashi, quien tituló su texto de la semana como “Odio a U2”.

 

En realidad, tampoco amo a U2. Como mi colega, si alguna vez me acerqué a ello, hace mucho tiempo que dejé de hacerlo. La banda irlandesa se ha convertido en uno de esos grupos que se repiten a sí mismos una y otra vez, sin generar emoción alguna en sus nuevas producciones, aunque todavía lo hacen en sus presentaciones en vivo. En sí, el título de esta columna es una simple provocación y también una excusa para hablar del proyecto que los liderados por Bono pretenden entablar con Apple y su CEO Tim Cook, a quienes acompañaron en su presentación de la semana pasada.

 

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El objetivo es, literalmente, revolucionar la experiencia de escuchar música, devolviéndole a los formatos digitales parte del arte que un producto físico ofrecía al comprador, aunque a decir verdad, el objetivo real es devolver ingresos a las bandas que han visto mermadas sus posibilidades ante la aparición de servicios de streaming como Spotify o Pandora, así como plataformas de video como YouTube.

 

La idea, revelada este jueves, es generar una experiencia de inmersión, a través de agregar capacidades creativas, como la posibilidad de que el usuario interactúe con las letras de las canciones, o visualizar fotografías y otros elementos artísticos que acompañan a la música “como nunca los has visto anteriormente”, en palabras de Bono a la revista Time. El proyecto podría ver la luz en aproximadamente 18 meses, según reportó una fuente interna de Apple al sitio especializado Mashable. Habrá que entender la participación de U2 en todo esto, que guste o no guste su música, de que tiene peso para impulsar un proyecto como este, no hay la menor duda.

 

La realidad es que formas de innovar en la música a través de internet, ha habido varias, y como comenté, si bien el objetivo primordial es el de regresar a un camino más próspero las más recientes tendencias en cuanto a venta de música digital, se agradece que de paso, darán a una producción musical otros ingredientes artísticos siempre valorados por los melómanos. Fue lo que hace algunos años hizo Nine Inch Nails, al regalar uno de sus álbumes (una banda que por cierto, sí le gusta a mi amigo Hiroshi), o lo que en diferentes ocasiones han hecho bandas como Radiohead o Arcade Fire, utilizando internet para innovar más allá de su música. Más recientemente, tenemos el ejemplo de Shinedown, banda de la que su sello discográfico decidió lanzar un libro a través de la tienda de Apple, iBookstore, nutrido de galerías interactivas, videos y otros materiales audiovisuales que explican el significado de las letras de las canciones, entre otras cosas.

 

No amo a U2, pero sí su vinculación a proyectos de innovación musical en internet como el que iniciarían con Apple. Y a diferencia de lo escrito en la columna CTRL, su música, que apareció en mi biblioteca de iTunes repentinamente, yo sí la acepto regalada.

El objetivo es, literalmente, revolucionar la experiencia de escuchar música, devolviéndole a los formatos digitales parte del arte que un producto físico ofrecía al comprador, aunque a decir verdad, el objetivo real es devolver ingresos a las bandas que han visto mermadas sus posibilidades