Cada día son más y más los restaurantes que, para abrir apetito, ofrecen cortarte unas pequeñas lajas de jamón ibérico o bellotero (como es comúnmente conocido en México) en tu presencia. Cuando lo ví por primera vez sucumbí ante la tentación y lo ordené, sin siquiera preguntar qué me ofrecían. Sí, es una delicia comer este jamón que casi se derrite en la boca y que su aroma y sabor nos recuerda a la nuez. Como dicen, todo lo bueno cuesta….para seguir leyendo la columna de Ana Saldaña