Phoenix. – La dura realidad de los migrantes y sus familias al cruzar la frontera entre México y E.U. se convirtió en un tema del que tres artistas no pudieron apartar la mirada y decidieron unir sus trabajos en “Living in The Shadows of the Border” (Viviendo bajo las sombras de la frontera).


Esta exposición, que se inaugurará este viernes en Phoenix (Arizona, E.U.) en la galería Modified Arts y estará abierta hasta el 10 de noviembre, se inspira en la separación familiar, “que va desgarrando el corazón”, afirmó a Efe el fotógrafo Nick Oza.

A Nick Oza, nacido en la India y quien durante diez años ha documentado el fenómeno migratorio en las fronteras de Estados Unidos, se le unen cuadros y un mural de Lucinda Yrene, conocida como “La Morena“, y una instalación pictórica de gran tamaño firmada por Mata Ruda.

Se trata de cerca de 20 piezas de fotografías documentales y pinturas al óleo en tamaños estándar.

“Mi trabajo busca dar una profundidad al intenso viaje de los migrantes y logra retratar un sistema migratorio que se encuentra roto”, dijo Oza.

Mencionó que tanto él como los otros dos artistas han dedicado sus energías a difundir la verdad que viven los emigrantes en su intento por alcanzar el denominado “Sueño Americano“.

También se enfocan en sensibilizar sobre la actual crisis migratoria a la población de los Estados Unidos, que vive en un momento en el que el debate sobre este tema es de máxima actualidad desde la llegada al poder en enero pasado del presidente Donald Trump, que hizo de la inmigración una de sus bazas electorales.

“Utilizo la fotografía como herramienta de narración, pero ante todo me gusta ser humano”, comentó el fotoperiodista.

Una de sus imágenes en blanco y negro muestra a dos jóvenes (incluyendo a una mujer) en el momento de cruzar una verja de hierro de gran altura.

Otra, simplemente, capta la mirada de desconcierto de Avdelino Morales Pérez, de 35 años, y otra igual de su esposa, Dilma Morales Ortiz, de 28 años, quienes vivieron con sus tres hijos en Carolina del Norte durante nueve años e intentaban ingresar nuevamente en E.U.

Oza indicó además que la clara intención de su trabajo artístico es denunciar las injusticias que suceden día a día con los indocumentados, además de crear un espacio íntimo para la contemplación de una realidad, para lograr un cambio social.

“Fui testigo de deportaciones masivas en 2009 hasta el 2011, y vi la separación de familias”, relató.

Arizona se convirtió en un embudo para cruzar la frontera ilegalmente desde el desierto, el que conduce a más personas a desaparecer o a perder la vida”, expresó.

Oza señaló que lo más interesante que le ha dejado la frontera es ver cómo dos culturas se fusionan en esta región: “Es fascinante el contraste entre las realidades económicas de un lado y otro”.

“Trabajo en mi proyecto en mi tiempo libre, buscando historias únicas. Amo la cultura de la frontera”, aseguró el artista del lente.


Para este inquieto creador, la fotografía es un lenguaje de “literatura visual” además de una manera de documentar la historia.

“Con la fotografía, el analfabetismo es irrelevante”, agrega.


Oza quiere dejar constancia de las historias de los “soñadores” como parte de la separación familiar una vez el programa estadounidense cierre de manera definitiva.

Por otro lado, la pintora Lucinda Yrene da continuidad al trabajo de Oza con un pincel.

“Basándome en las imágenes del fotógrafo, en mis pinturas agregué las aves, que representan la libertad”, indica.

Ciertamente, el lienzo de  Yrene reproduce un detalle de una fotografía de Oza, un gesto que le impresionó de un niño que está sentado en el suelo mientras su madre le lee un libro, en la frontera entre Tijuana (Baja California, México) y San Diego (California, E.U.).

El niño lleva un brazo enyesado y hacia allí se fue el ojo de Yrene, hacia ese dolor que luego la artista suavizó incorporando una paloma en el hombro del niño.

“Tomé ese momento de la foto y lo amplifiqué dando al espectador un sentido de emoción”, declaró la creadora.

“Estamos en tiempos de opresión, lidiando con cuestiones que nos llevan a lacerar nuestros derechos humanos, los que afectan a nuestra comunidad, familia, amigos y vecinos”, explicó su trabajo la pintora que ve en el de Oza una iniciativa “extraordinaria”. 

 

ERM