No hay duda que todo este proceso de incertidumbre financiera y económica mundial lo ha iniciado la Reserva Federal de Estados Unidos con la idea de empezar a normalizar las tasas de interés cuando hoy su propia economía está entrando en una fase de crecimiento moderado, en la que los riesgos de deflación aumentan ante la caída que mantienen principalmente las materias primas.

 

A pesar de que la Fed mantiene el escenario de que la inflación tenderá en el mediano plazo hacia su objetivo de 2.0%, hoy se ve difícil ese momento.

 

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A este efecto hay que sumarle el caso de China y su cambio de paradigma que ha traído consigo una desaceleración más consistente y que al ser la segunda economía en tamaño, su nivel de consumo se ha reducido un poco. También está el caso de Japón, sobre el cual recientemente la calificadora S&P bajó la calificación crediticia al cuestionar su plan económico de corto y mediano plazos.

 

Vimos ya economías como la de Canadá, Brasil y Rusia, entre otras, entrando en una recesión técnica. En el caso de Brasil con una devaluación en el año de 50% y con un entorno económico muy complicado.

 

El tema migratorio que ha alcanzado a Europa y que ahora los países miembros de la Unión Europea han aprobado montos al menos por mil millones de euros para el programa mundial de alimentos que tiene una oficina de la ONU y anteriormente la aprobación para aceptar a 120 mil refugiados y repartirlos dentro de casi todos los países miembros.

 

Ahora, el tema de VW, una empresa “imagen” alemana que ha desatado un tema de manipulación de cifras de motores de emisiones diésel de varios modelos y estará siendo acreedora a una multa multimillonaria, pero además, tendrá que lidiar hacia adelante con un tema de “confianza del consumidor” y que seguramente afectará sus ventas e ingresos en los próximos trimestres. Hoy podría estar generando un problema “cadena” de otras empresas del sector a nivel mundial.

 

¿Y nosotros qué?

 

Mientras esto sucede a nivel internacional, en México estamos pasando por momentos difíciles aún en el tema cambiario. La presión sobre los precios del petróleo y sobre las divisas emergentes genera una fuerte incertidumbre. El Congreso está en discusión para aprobar la Ley de Ingresos y después pasarla al Senado a más tardar el próximo 20 de octubre. El gobierno debe tener un cuidado exhaustivo en su control de “gastos”, pero además debe buscar una conciliación con empresarios y población que brinden “confianza” para que el consumo y las inversiones ayuden a generar los empleos necesarios y el crecimiento que nuestra economía requiere.

 

Por otro lado, en noviembre se tendrá “El Buen Fin”, para el cual la expectativa de crecimiento en ventas ronda el 5.0%, será tarea de las empresas que participen lograr condiciones saludables para el consumidor, para que éste también participe y aproveche precios y condiciones en la compra de bienes durables. Este año, hemos visto como el crecimiento en el consumo privado ha venido mejorando, por lo que no descartemos alguna sorpresa positiva. El tema pendiente será 2016.