Después de conocer el resultado electoral muy “sorpresivo” por el estatus que presentaban encuestas y casas de apuestas, el escenario para nuestra economía se vuelve más incierto.

 

La dependencia en nuestra actividad comercial con Estados Unidos es relevante y el que dentro de las propuestas mencionadas por Donald Trump está la de revisar el TLC o NAFTA genera un riesgo en varios sectores como el automotriz y el agrícola, entre otros. Algunas acciones del sector automotriz como Nemak y Rassini han mostrado fuertes caídas en el comportamiento de sus acciones.

 

Las empresas presentaron buenos resultados trimestrales recientemente, pero este escenario del TLC o NAFTA está generando un cambio en la perspectiva de mediano plazo. Un mayor proteccionismo en el comercio de Estados Unidos implicaría probablemente algunas tasas impositivas, elevación de costos y posibles ajustes en los flujos de inversión o de intercambio entre ambos países.

 

Por el lado de los mercados financieros, hemos estado viendo los movimientos de depreciación que viene sufriendo el peso mexicano que ha caído también en un círculo vicioso, en el que desgraciadamente al tener una alta liquidez y operar diariamente, en promedio, 110 mil millones de dólares a nivel mundial (más de 70% se opera fuera de México) no permite tomar decisiones de “intervenir” en el mercado única y exclusivamente en la venta de dólares, ya que las reservas internacionales se podrían “agotar” rápido. No hay duda, el peso se maneja como un instrumento más dentro de los portafolios internacionales y nacionales de inversión.

 

Por ello, estamos en espera de conocer, la próxima semana, el presupuesto aprobado 2017 y, posteriormente, la decisión de política monetaria del Banxico. Seguramente, tendremos una decisión conjunta de política monetaria, fiscal y cambiaria. Con base en este mensaje sería posible darle un nuevo momento de “estabilidad” al peso mexicano. Ojalá que este anuncio dé confianza al mercado o lo veremos pronto con una extensión del movimiento hacia los 21.0 a 22.30, donde, creemos, tiene un nivel de resistencia estimado “importante”.

 

La bolsa, hasta el día de la elección presidencial (8 de noviembre), estaba con la intención de romper una resistencia técnica de los 48 mil 500 puntos, pero ya no pudo y, en consecuencia, el escenario de un menor crecimiento en 2017 que deberá de acompañarse de un bajo nivel de inversión pública parece empezar a contaminar el riesgo de una “posible baja de la calificación crediticia de México” durante el próximo año. Así, podríamos ver caídas adicionales del mercado, del orden de 5 a 7%, donde habría buenas oportunidades para reestructurar los portafolios.

 

De las tasas de interés, a partir del resultado de Trump, la curva se presionó fuertemente. Desde cortos hasta las de mayor plazo, todas esperando que el Banxico aumente la tasa “fuerte” en su siguiente reunión y, muy probable, en diciembre también lo haga la Fed y nuevamente el Banxico.

 

Sabemos que la política monetaria no debe actuar en exclusiva. Se requiere de una política fiscal que efectivamente asegure ese “superávit primario”, pero sobre todo que el nivel de deuda pública empiece un punto de inflexión.

 

Se anunció que en las subastas del cuarto trimestre del año, las autoridades estarán aumentando las emisiones de corto plazo y reducirán las de mayor plazo con la idea de contener la presión de alza y mantener el funcionamiento ordenado en el mercado tratando de controlar un poco el flujo de tenencia en el mercado de dinero, pero puede ser insuficiente como acción aislada.