La semana pasada estuvimos atentos junto con los inversionistas sobre el desempeño general de los mercados a nivel mundial tras los atentados en Francia y otros países. Evidentemente el dólar se fortaleció un poco con respecto a la canasta de divisas, aunque con un claro sesgo sobre el euro.

 

Estamos viendo que las divisas “emergentes” como el peso mexicano y el real brasileño registraron un balance semanal positivo al recuperar terreno y mantener cierta recuperación adicional dentro de movimientos “pausados”.

 

En relación con el peso mexicano, el mercado interbancario concluyó en 16.55 pesos y al menudeo en 16.80. Técnicamente podría estar probando una zona inferior entre 16.50 y 16.36 pesos que servirá para evaluar su condición siguiente, es decir, si tiene la capacidad de probar el nivel de los 16.00. Esto no quita que por momentos pudiéramos volver a ver algunas presiones efímeras teniendo por ahora una zona de resistencia que el peso ha respetado bien entre 16.85 y 17.00.

 

El pasado viernes el mercado cambiario ya asimiló el cambio que definió la Comisión de Cambios a partir de este día y hasta el próximo 29 de enero, periodo en el que seguirá con una participación máxima diaria de 400 millones de dólares, pero la diferencia es que las utilizará sólo si el peso observa una presión importante, con lo que es probable que algunos días Banxico ya no participe si el peso logra estar estable o recuperar terreno frente al dólar. ¿Cuándo actuaría Banxico?

 

Si el peso registra una presión de alza en la que pierda terreno frente al dólar y el valor fix por ejemplo, que el viernes se ubicó en 16.677, se depreciara 1.0%, que significarían niveles de 16.844, estaría iniciando una primera subasta por 200 millones de dólares, y en caso de que el peso siguiera bajo presión frente al dólar y alcanzara el valor fix más 1.5% que representa niveles de 16.927, estaría iniciando la segunda subasta con otros 200 millones.

 

Así se pretende cuidar más el nivel de las reservas internacionales y darles un uso cuando realmente sea necesario. Esto ayudará a disminuir los movimientos especulativos y únicamente los fondos e inversionistas demandarán dólares cuando los necesiten o consideren otro tipo de riesgos.

 

El peso mexicano registra en lo que va de 2015 una depreciación en la parte interbancaria de 12.2% si consideramos el cierre de 2014 en 14.75.

 

Para 2016 existen factores que pueden ayudar a que el peso se estabilice. Creemos que crecer a tasas de 2.5 al 3.2% sería positivo, que la demanda interna siga creciendo y que la producción industrial se recupere en la medida de que EU también mejore, lo que ayudará a aumentar el ritmo de nuestra balanza comercial.

 

En la parte contraria al peso, ubicamos el inicio de una normalización de tasas por parte de la Fed, en donde la velocidad de alza fuera más significativa y ante ello, en especial, hacia el segundo semestre del próximo si los precios del petróleo siguieran “sumergidos” en la tendencia de baja. También que los proyectos de inversión derivadas de las reformas estructurales se desfasaran aún más y el gobierno tuviera que mantener una mayor austeridad.

 

¿A qué le daría más peso usted?